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JOHN FISHER
ECONOMÍA, DEMOCRACIA Y REAL HACIENDA
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En toda la América hispana, la importancia relativa que los metales preciosos —principalmente la plata— tenían para el comercio
internacional fue disminuyendo en el periodo Borbón tardío, a medida que el sector agrario se expandía a la vez espontáneamente y
debido a los esfuerzos oficiales por estimular el crecimiento económico y comercial en zonas no mineras. Sin embargo, aunque el crecimiento dramático de la producción y exportación del azúcar, los
cueros, el palo de tinte, el cacao, la cascarilla, el añil, tabaco y así
sucesivamente, hicieron que la participación relativa de los metales
preciosos en las exportaciones americanas a España cayese del 76%
de su valor total en 1778, a 56% tras la introducción del comercio
libre, el producto de las minas de la Nueva España y Perú claramente
siguió dominando el comercio de ultramar, tanto el legal como el
de contrabando. Es más, como la receptora directa del 11.5% del
output registrado en forma de impuestos, la monarquía española
tenía un interés tanto fiscal como económico en asegurarse de que
la industria minera que lo producía siguiera expandiéndose.
Los historiadores de la minería en la era borbónica tienen ahora
un cuadro bastante claro de los niveles alcanzados por la producción
registrada, aún cuando persiste el debate sobre la importancia y el
volumen de la que no lo estaba y, en el caso de la Nueva España en
particular, sobre la interpretación de las cifras. Entre ambos, los dos
viejos virreinatos ampliaron la producción cuatro veces, de 8.3 millones de pesos en 1700 a 33 millones de pesos en 1800. Los incrementos más espectaculares se dieron en la Nueva España, en
donde el output subió constantemente de un promedio de 11.9 millones de pesos anuales en la década de 1760, a 17.2 millones
en la de 1770, 19.4 millones en la década de 1780 y 23.1 millones en la de 1790, un nivel que se mantuvo en la primera década
del siglo XIX (22.7 millones de pesos al año), antes que el inicio de
la insurgencia en 1810 causara una severa caída a 9.4 millones entre 1810 y 1814 y a niveles aún más bajos después.65 En el año pico
de 1804, la producción de Nueva España llegó a los 27 millones de
pesos (dos tercios de toda la producción americana) y tan solo el
centro minero mexicano de Guanajuato producía tanta plata como
los virreinatos del Perú y el Río de la Plata juntos. Durante este
mismo periodo, la importancia relativa de la producción peruana
había caído gradualmente de 53% en 1700 a 30% en 1800, principalmente debido a que si bien el output de Potosí había comenzado
a estabilizarse en la década de 1740, la producción de este legendario
centro se estancó durante la segunda mitad del siglo a un nivel que
fluctuaba entre tres y cuatro millones de pesos anuales.66 Sin embargo, el incremento global de 250% en el output del Alto y Bajo
Perú hasta alcanzar los 10 millones de pesos en 1800, hizo que la
economía como un todo creciera a pesar de las perturbaciones experimentadas en el Bajo Perú debido a la división del virreinato en
1776, una medida que repentinamente privó al viejo virreinato del
63% de su output minero registrado.
En 1777 el output en el virreinato amputado cayó a 2.1 millones
de pesos, su nivel más bajo jamás registrado, inmediatamente después de la pérdida de Potosí, Oruro, Carangas, Chucuito y otros
centros mineros del Alto Perú. La producción siguió baja durante
las hostilidades angloespañolas de 1779-1783, cuando la poca
provisión de mercurio afectó la refinación. Sin embargo, y como lo
muestra el cuadro en forma resumida, a partir de entonces comenzó
un incremento gradual del output en las minas del Bajo Perú, impulsado por Cerro de Pasco y el recientemente descubierto Hualgayoc.67 De hecho, en 1804 Potosí producía menos plata que Cerro
de Pasco, en el Perú central. Desafortunadamente no es posible determinar exactamente qué parte del output total provino de centros mineros específicos, pues las cifras con las que contamos se
derivan del proceso de registro (esto es, la plata entregada en las
cajas reales para su aquilatamiento, fundido en barras y pago de
impuestos) y están en cierta medida distorsionadas por la tendencia
promover el desarrollo de la agricultura y la industria fue explicado por Assadourian,
El sistema de la economía colonial.
66. Si bien el mejor análisis de Potosí es el de Tandeter, Coacción y mercado, Buechler,
The Mining Society of Potosí, cubre detalladamente el periodo posterior a 1776.
65. Para la Nueva España véase Coatsworth, “The Mexican Mining Industry”, y Garner,
“Silver Production”.
67. Salvo que se indique lo contrario, la fuente para el análisis de la minería en este
periodo es Fisher, Min as y mineros.