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JOHN FISHER
ECONOMÍA, DEMOCRACIA Y REAL HACIENDA
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total.50 En términos globales, la exportación de metales preciosos
(52 millones de pesos) representó el 78% de la producción de plata
registrada en el virreinato durante el mismo periodo (66 millones de
pesos), confirmando así el supuesto generalizado de los contemporáneos de que el output minero era la clave del valor de las exportaciones, y el principal determinante de la capacidad del mercado
peruano para absorber las importaciones europeas.51 Las exportaciones totales hechas a España entre 1782 y 1796 fueron valorizadas
en 84 millones de pesos: después de la plata, el cacao —la mayor
parte del cual se obtenía en Guayaquil a cambio de plata y manufacturas importadas— representaba un 11% (9.6 millones de pesos)
y la cascarilla 7% (5.8 millones de pesos). Dado que estos tres artículos —los metales preciosos, el cacao y la cascarilla— daban cuenta
de no menos del 97% de todas las exportaciones, se sigue que todas las demás mercancías (principalmente cobre, lana de vicuña y
algodón) eran relativamente insignificantes, aunque de considerable
importancia local en las zonas donde se las producía.
Los estudios detallados sobre las economías regionales en el Perú
colonial tardío brillan por su ausencia. Sin embargo, hay claras evidencias de una relación dinámica entre el incremento en la producción de plata de Cerro de Pasco y la transmisión hasta allí, desde
Lima, de bienes europeos importados: a medida que la minería se
expandía, las economías regionales p eruanas se beneficiaban con
el alza en la demanda de telas de Huamanga, coca de Huánuco,
azúcar y aguardiente de Jauja y Huaylas, aguardiente de Ica, ají de
Chiquián y así sucesivamente. Sin embargo, el principal beneficiario
fue, de lejos, la comunidad mercantil de Lima, cuyas exportaciones
de productos importados —los “efectos de Europa”— y domésticos
a Cerro de Pasco, tal como las registran las cuentas de la alcabala,
se cuadruplicaron de 101,000 pesos a 417,000 pesos entre 1786 y
1795. En este último año, las importaciones procedentes de España
daban cuenta del 49% y los bienes locales del 51% de las mercancías
despachadas al centro minero por los comerciantes capitalinos, de
modo que hay claros indicios de que ambos sectores se beneficiaron
en igual medida.52
Un patrón similar surge con el análisis del comercio con Hualgayoc, el segundo centro minero peruano en el periodo colonial
tardío. Aunque el rápido crecimiento de la producción de plata en
este lugar durante los últimos treinta años del siglo trajo beneficios
directos e inmediatos en general a la economía agraria de la provincia de Cajamarca, la cual tenía pocas salidas alternativas para sus
productos, así como para los obrajes locales, fue el sector importador
el que más se benefició: la descripción que Lequanda hiciera de la
provincia en 1794 informa que las importaciones a Cajamarca subieron de 50,000 pesos entre 1768 y 1769 a 226,000 pesos en 1788,
y que el 74% (168,000 pesos) de esta última cifra representa los bienes europeos importados.53 De este modo, el sector minero era uno
de los principales consumidores del gran volumen de bienes manufacturados importados al Perú desde España, así como el productor
de la plata que sustentaba el comercio exterior del virreinato.
Reconciliar este cuadro de una economía virreinal relativamente
boyante en el último cuarto del siglo XVIII, con el persistente pesimismo de los voceros del Consulado, resulta más fácil si aceptamos
que en el Perú hay indicios, al igual que en otras partes de América,
de que en la década de 1780 las ganancias procedentes del comercio
comenzaron a ser desviadas de los comerciantes establecidos a los
recientes inmigrantes peninsulares, en particular a partir de 1784,
cuando una organización de gremios hispanos que exportaba telas,
joyas y otros productos a América —los Cinco Gremios mayores de
Madrid— abrió una oficina en Arequipa y, dos años más tarde, otra
en Lima misma. En 1790, los comerciantes de Arequipa se quejaban amargamente de que estaban siendo arruinados por la excesiva
50. El grueso (un promedio de casi 4 millones de pesos al año: 70%) fue enviado por
particulares y el resto (478,000 pesos al año: 8.5%) por la Real Hacienda.
52. Fisher, “Miners, Silver Merchants and Capitalists”. Véase asimismo a Chocano,
Comercio en Cerro de Pasco, pp. 18-19. Para el inicio y crecimiento del output
minero de Hualgayoc véase Contreras, Los mineros y el rey.
51. Para mayores detalles sobre la producción de plata registrada entre 1771 y 1824
véase Fisher, Silver Mines, pp. 124-25.
53. Fisher, Commercial Relations, p. 79. Zaugg, “Large-Scale Textile Production”, trae
información detallada sobre la producción textil en la región de Cajamarca.