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JOHN FISHER
tributario capaz de gravar en igual medida a las nuevas fuentes de
riqueza surgidas en América durante el siglo XVII.16
Las décadas de 1720 y 1730 trajeron consigo una modesta mejora en los ingresos, en comparación con el periodo 1711-1720 —a
14.2 y 12.7 millones de pesos, respectivamente—, y gracias a una
serie de contribuciones extraordinarias Castelfuerte logró responder
a las nada ambiguas órdenes que Patiño diera en 1728-1729 de remitir metálico a España por valor de 2.2 millones de pesos.17 Sin
embargo, como veremos en el capítulo 3, el inicio de una recuperación más sustancial —los ingresos del Tesoro llegaron a ser de 18.4
millones de pesos entre 1751 y 1760, en comparación con 15.1
millones entre 1741 y 1750— no llegó sino cuando Manso comenzó
a cambiar la estructura fundamental de la organización y administración de la Real Hacienda de modo más radical.
Unas pocas iniciativas se tomaron en Lima y Madrid antes de
1750, sobre todo en la década de 1730, para promover el crecimiento económico incluso a costa de provocar pérdidas fiscales en
el corto plazo: ellas comprendían la decisión, tomada en 1735 y
aplicada en el virreinato al año siguiente, de bajar el principal impuesto sobre la producción de plata de un quinto a un décimo.
Junto con los exitosos intentos de mejorar la provisión de mercurio
de Huancavelica a Potosí, iniciados por Castelfuerte, esta medida
estimuló inmediatamente el renacimiento del output de plata. También benefició a las finanzas reales en el corto plazo: los ingresos de
Potosí con el nuevo diezmo, apenas unos 183,000 pesos en 1737,
16. Las cifras de los ingresos han sido tomadas de TePaske y Klein, The Royal Treasuries,
Vol. 1. Por cierto, generalmente se acepta que los ingresos de la Caja de Lima no
dan sino un indicador sumamente tosco de la actividad económica, así como del
estado de la Real Hacienda en el virreinato. Véanse en Fisher, “Commentary”,
algunas observaciones sobre los problemas que aguardan a los investigadores
descuidados que utilizan las cuentas de las cajas reales.
17. Patiño exigía remesas de un millón de pesos al año, lo cual hace que a primera vista,
el total de 2.2 millones durante los doce años de gobierno de Castelfuerte resulten
algo modestos. En realidad, fue la remesa más grande desde la década de 1680.
Los detalles de las mismas en el periodo 1651-1739 se encuentran en Rodríguez
Vicente, “Los caudales”.
EL VIRREINATO DEL PERÚ HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XVIII
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subieron constantemente de ahí en adelante hasta alcanzar un pico
de 400,000 pesos en 1780.18
Asimismo, un censo general de la población no hispana del virreinato, emprendido por Castelfuerte inmediatamente después de
la epidemia de 1718-1723 (que devastó a la población indígena de
la sierra, complicando tanto el cobro del tributo como el funcionamiento de la mita), incrementó el valor del tributo recaudado en
60%, a 680,000 pesos al año.19 Si bien el arribo del anciano virrey
Mendoza al Perú, en 1736, no logró revertir los cambios estructurales implementados por su predecesor, sí diluyó de inmediato las
iniciativas de reforma en favor de un retorno al letargo que caracterizó a la administración virreinal durante el primer cuarto del siglo
XVIII. Es cierto que Mendoza consiguió casi 2 millones de pesos para el Tesoro, al gravar el comercio interno con el nuevo impuesto,
en principio para cubrir el incremento en los gastos de defensa provocado por el estallido de la Guerra de la Oreja de Jenkins en 1739;
pero Manso, su sucesor, lo abolió en 1752 por la sostenida resistencia
popular en Lima y otros centros urbanos.20
La Guerra de la Oreja de Jenkins, precipitada en parte por el
resentimiento inglés ante los celosos intentos de España de impedir
el contrabando en el Caribe —de ahí que se le cortara la oreja al
infortunado Jenkins—, se libró casi íntegramente en los mares del
Caribe. Con el nombramiento de Sebastián de Eslava como primer
virrey de Nueva Granada, la defensa de las costas caribeñas dejó de
ser responsabilidad directa del virreinato del Perú a partir de 1739,
no obstante lo cual en 1740 se le ordenó a Mendoza que enviara
300,000 pesos como subsidio para los preparativos defensivos de
18. Tandeter, Coacción y mercado, pp. 5-6, 10-11, también llama la atención sobre el
estímulo a la producción brindado por el crecimiento del comercio internacional
—tanto legal como de contrabando—, que estimuló la demanda de la plata
americana.
19. Hampe Martínez, “Visita a los indios”, es un buen ejemplo de cómo funcionaba
este proceso en una provincia particular (Paucartambo). Varios de los padrones de
tributarios producidos gracias a esta tarea seguían en uso cincuenta años más
tarde: Escobedo a Gálvez, 16 de junio de 1784, AGI, Lima, Leg. 1097.
20. Pearce, “Early Bourbon Government”, p. 120.