COMUNICACIÓN | Page 19

42 JOHN FISHER cialmente por Ensenada y José de Carvajal y Lancaster, y posteriormente por Ward y el duque de Huéscar, logró (no obstante sus rivalidades personales) sentar las bases de la reestructuración fiscal y administrativa de España, y promover un “proyecto imperial” que buscaría definir y aplicar en América una “ideología rectora”, para facilitar la explotación de los recursos coloniales en beneficio del Estado Borbón.9 La primacía de Ensenada en Madrid coincidió durante casi una década con el prolongado gobierno en Perú (1745-1761) de José Antonio Manso de Velasco, conde de Superunda.10 Como se verá en el capítulo 3, Manso logró iniciar un significativo proceso de reformas fiscales en Perú —que comprendió el establecimiento del Estanco del Tabaco en 1752— a pesar de haber tenido que enfrentar un abultado gasto fiscal debido a la d estrucción de Lima y Callao por el devastador terremoto de 1746. Este virrey tuvo también éxito al imponer (aunque por razones fiscales más que humanitarias) algunas reglamentaciones a las actividades comerciales que los corregidores realizaban en las comunidades nativas del virreinato.11 Además, y como correspondía a un experimentado soldado profesional —había sido capitán general de Chile durante siete años—, Manso estaba preparado para enfrentar las manifestaciones esporádicas (aunque al parecer cada vez más frecuentes) de descontento popular que perturbaban la sociedad rural como, por ejemplo, la ya mencionada revuelta de Huarochirí. A pesar de ello, al igual que Mendoza, su predecesor, Manso se vio obligado a contener (y no sofocar) la prolongada rebelión indígena dirigida por Juan Santos 9. Andrien, “The Noticias secretas”, pp. 185-86. Lynch, Bourbon Spain, pp. 157-95, presenta un análisis claro y convincente de los principales rasgos de la política imperial durante el reinado de Fernando VI. Pietschmann, “Conciencia de identidad”, presenta un cuadro claro de los debates actuales sobre la política imperial borbónica. 10. La introducción de Alfredo Moreno Cebrián a Manso, Relación, presenta un buen resumen de las actividades y logros del virrey: véase sobre todo las pp. 59-129. Para un resumen de la carrera de Manso véase el apéndice 1. 11. Moreno Cebrián, El corregidor de indios, hace un análisis exhaustivo de este último proceso. EL VIRREINATO DEL PERÚ HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XVIII 43 Atahualpa en las márgenes orientales de la remota región de Jauja entre 1742 y 1752.12 En cierto sentido se puede interpretar la decisión de transferir a Manso de Santiago a Lima, tomada en 1744, como el inicio de una política borbónica de disponer que el virrey del Perú (y de los demás virreinatos) fuera una persona con experiencia naval o militar, en vez de los juristas, cortesanos y hombres de Iglesia que habían dominado ese cargo anteriormente. A pesar de que todos sus sucesores, incluido José de la Serna, el último virrey del Perú, se adaptaron a estas características, esta tesis no es del todo exacta pues la nueva tendencia se había iniciado dos décadas antes, con el nombramiento de José de Armendáriz y Perurera, marqués de Castelfuerte, quien gobernó el Perú entre 1724 y 1736. Sin embargo, el gobierno prolongado pero relativamente ineficaz de Mendoza —un auténtico representante de las familias entrelazadas de los grandes que monopolizaron los cargos más importantes de América durante el siglo XVII— en el lapso que medió entre Castelfuerte y Manso (17361745), fue un reflejo de la inconsistencia de Felipe V y sus ministros a la hora de nombrar a las autoridades coloniales. Es más, el gobierno de Mendoza coincidió no sólo con la decisión de la Corona, tomada en 1738 y llevada a cabo al siguiente año, de fundar el virreinato de Nueva Granada (retirando, por tanto, los reinos de Quito, Panamá y Nueva Granada de la jurisdicción del virrey limeño), sino también con el estallido de la Guerra de la Oreja de Jenkins y las subsiguientes incursiones en el Pacífico de fuerzas navales inglesas bajo el mando de George Anson.13 Una de las consecuencias de las renovadas hostilidades anglohispanas fue, precisamente, el llamado de Juan y Ulloa a Lima, para 12. Los detalles de la revuelta de Huarochirí aparecen en Spalding, Huarochirí, pp. 270-92. No hay ningún estudio exhaustivo de la rebelión de Juan Santos Atahualpa, pero Castro Arenas, La rebelión de Juan Santos, es un buen resumen. Véase también De la Torre y López, “Juan Santos”. O’Phelan, Un siglo de rebeliones, examina el fenómeno de las protestas rurales/nativas durante el periodo Borbón. 13. McFarlane, Colombia before Independence, pp. 191-97, trae los detalles del abortado intento de establecer el nuevo virreinato en 1719-1723, y de su creación definitiva en 1738-1739. Andrien, The Kingdom of Quito, examina parte del trasfondo y las consecuencias de la decisión de incorporar el reino de Quito a Nueva Granada.