COMUNICACIÓN | Page 18

40 JOHN FISHER en 1776, del visitador general José Antonio de Areche, es la obra conocida como las Noticias secretas de América. Este informe sobre la corrupción política y los malos manejos administrativos en el Perú, completado en 1749, fue escrito para el marqués de Ensenada por los jóvenes oficiales navales Jorge Juan y Antonio de Ulloa.2 Hasta cierto punto podría argumentarse que el eje geográfico de los diez años (1735-1744) que Juan y Ulloa pasaron en las Indias —el reino de Quito— era una zona periférica del virreinato peruano y que, en sentido estricto, ya no formaba parte de él desde 1739, cuando se lo incorporó al recientemente establecido virreinato de Nueva Granada. Sin embargo, debemos tener en cuenta que ambos oficiales pasaron un tiempo considerable en el virreinato peruano entre 1740 y 1743, y nuevamente en 1744, antes de regresar a Europa en octubre de dicho año.3 Es más, en tanto que asesores de asuntos militares y navales de José Antonio de Mendoza, marqués de Villagarcía (virrey del Perú entre 1736 y 1745), con quien viajaron de Cádiz a Cartagena en 1735, Juan y Ulloa tuvieron la oportunidad de familiarizarse con el gobierno colonial al más alto nivel. La pregunta de si esta experiencia hizo de ellos testigos confiables y de primera mano de la corrupción y el desgobierno en el Perú a comienzos del periodo borbónico, es actualmente el tema de un debate historiográfico. Una sugerencia persuasiva es que esta situación tuvo el efecto sutilmente distinto de distorsionar su análisis, al ponerlos en contacto con los “discursos de la reforma y la renovación” en boga en Lima y Madrid en la década de 1740,4 induciéndolos a apropiarse 2. La introducción de John J. Tepaske a Juan y Ulloa, Discourse and Political Reflections (pp. 3-33), hace un análisis detallado de esta obra. El título original de dicho libro es: Discurso y reflexiones políticas sobre el estado presente de los reinos del Perú; su gobierno, régimen particular de aquellos habidadores [sic] y abusos que se han introducido en uno y otro; Dase individual noticia de las causales de su origen y se proponen algunos medios para evitarlos. 3. Ibid., pp. 16-23, brinda detalles de los itinerarios de Juan y Ulloa en 1735-1744 y de su tortuoso regreso a Madrid en 1744-1746 vía París (Juan) y Londres (Ulloa). 4. Esto pudo deberse, en parte, a las actividades realizadas en la corte española durante la década anterior por los representantes hispanizados de la elite nativa de la región andina (como Vicente Morachimo de Lambayeque), quienes estaban decididos a pintar un cuadro negativo de las condiciones existentes en América del Sur. EL VIRREINATO DEL PERÚ HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XVIII 41 y suscribirse a las demandas de los proyectistas (entre ellos, Jerónimo de Uztáriz, José de Campillo y Cossío, y Bernardo Ward) acerca de una modernización administrativa y económica de los territorios americanos de España.5 Esta tesis, por cierto, no necesariamente invalida la exactitud —y mucho menos la influencia— de la condena que Juan y Ulloa hicieron del fraude y la ineficiencia que caracterizaban la “cultura política colonial”.6 Por lo tanto, sigue siendo válido que quienes estudian el gobierno colonial antes del reinado de Carlos III se apoyen en Juan y Ulloa, como testigos confiables tanto de la explotación de la población nativa a manos de los funcionarios y el clero locales, como de la penetrante corrupción en los diversos niveles de la burocracia colonial.7 Sin embargo, es igualmente legítimo que el historiador especule si Ulloa en particular —el principal autor de las Noticias secretas— buscó producir una obra realmente objetiva o un informe negativo que él anticipaba sería bien recibido por Ensenada, como sucedió treinta años más tarde cuando el visitador general Areche logró encontrar abundantes pruebas de corrupción e incompetencia en Lima, que él sabía complacerían a José de Gálvez, el virulentamente anticriollo ministro de las Indias. El retorno de Ulloa a Madrid y el patrocinio que recibiera de Ensenada (quien dominó la política doméstica española entre 1743 y 1754) coincidió casi exactamente con el inicio del reinado de Fernando VI (1746-1759), un periodo descrito por un investigador autorizado como una “época de transición” para España y sus posesiones americanas.8 A pesar de la debilidad personal del rey (o tal vez debido a ella) un grupo de poderosos consejeros liderado ini5. Andrien, “The Noticias secretas”, pp. 180-81, 184-86. Para las actividades de los representantes indígenas en las Cortes véase García Bernal, “Política indigenista”. 6. Andrien, “The Noticias secretas”, p. 175. 7. Como señala Andrien —ibid., p. 176—, un reciente estudio de la corrupción política en la América hispana durante el periodo borbónico —McFarlane, “Political corruption”— los considera una fuente autorizada y les cita extensamente. 8. Lynch, Bourbon Spain, p. 157. La ubicua autoridad de Ensenada hizo que un contemporáneo suyo le describiera como un “secretario de todo”: ibid., p. 160 (retraducido del inglés.— N. del T.).