JOHN FISHER
292
Estos “gefes accidentales”, como el regente Pardo los describiera algo
irónicamente en 1816, incluían al brigadier Mateo Pumacahua (en el
cargo cuando las copias de la constitución de 1812 llegaron al Cuzco en
1813), el brigadier Martín Concha, el propio Pardo y al oidor más antiguo
Pedro Antonio de Cernadas, a quien el oidor criollo Manuel de Vidaurre
acusó en 1 812 de corrupción persistente.24
GOYENECHE
25
Tras la muerte de Muñoz en su cargo en junio de 1809, el virrey Abascal
insistió en nombrar presidente temporal a Goyeneche, no obstante la
oposición de la Audiencia encabezada por Manuel Pardo, su regente, a
quien el mando le fuera transferido inicialmente durante la fatal enfermedad de Muñoz.26 El virrey se vió motivado en parte por el hecho de que
Goyeneche era un experimentado oficial criollo —un arequipeño— tenido en alta estima por la Junta Central de España, en cuyo nombre había
regresado al Perú a través de Buenos Aires en 1808, con la misión de
buscar movilizar el respaldo americano en la lucha contra José I.
Nacido en 1775 en el seno de la prominente familia que también dio
a luz al útimo obispo de Arequipa (y futuro arzobispo de Lima) durante el
periodo colonial, Goyeneche emigró a España en 1795 para seguir la
carrera militar, y cuando regresó al Perú en 1808 ya había obtenido el
rango de brigadier. Dejó el Cuzco poco después de ser nombrado presidente
interino para comandar el ejército realista en el Alto Perú, logrando derrotar
no sólo a la insurrección de La Paz de 1809, sino también a las fuerzas
más considerables enviadas desde Buenos Aires bajo el mando de Castelli,
luego de la revolución de mayo de 1810. A pesar de su prolongada ausencia
24. Informe de Manuel de Vidaurre, 10 de diciembre de 1812, AGI, Cuzco, Leg. 7. La
detallada autopsia que Pardo hiciera de las causas de la rebelión de 1814 —“Memoria exacta è imparcial de la Insurreccion q’e ha experimentado la Prov’a y
Capital del Cuzco...” (Pardo al ministro de gracia y justicia, 13 de julio de 1816,
AGI, Cuzco, Leg. 8)— ha sido publicada en varias colecciones, incluyendo la
Colección documental, Tomo III, 6: pp. 256-71.
25. Mendiburu, Diccionario, 4: pp. 165-75. Véase también Romero, Memorias apócrifas,
principalmente por su valor como curiosidad.
26. Pardo a Ramón de Hernuda, 10 de julio de 1809, AGI, Cuzco, Leg. 7.
LOS PRESIDENTES-INTENDENTES DEL CUZCO
293
del Cuzco, Abascal estaba tan decidido a que se le recompensara por sus
servicios que al saberse en 1810 que el Consejo de Regencia había
nombrado presidente de la ciudad al brigadier Bartolomé Cucalón, exgobernador de Guayaquil, en reemplazo de Muñoz, el virrey suspendió el
nombramiento con la esperanza de aplacar a Goyeneche.27 Gracias a
ello éste retiró su renuncia al mando del ejército y en 1811 alcanzó una
victoria decisiva sobre Castelli en Huaqui. Recompensado con el título de
Conde de Huaqui en 1813, Goyeneche siguió siendo nominalmente responsable por el gobierno del Cuzco hasta su partida a España en octubre
de 1814, pero su ausencia casi permanente de la ciudad debido a sus
obligaciones militares contribuyó sustancialmente a la inestabilidad
administrativa vivida allí durante los cinco años anteriores al estallido de
la revolución de 1814. Nombrado teniente general ya en 1814, Goyeneche
se vio cargado de honores a su retorno a España. Falleció en Madrid
en 1846.
TRISTÁN
28
Al restaurarse la autoridad realista en el Cuzco en marzo de 1815, con la
derrota de la rebelión de Pumacahua, la provincia fue gobernada (tal
como lo fuese durante varios años antes de 1814) por una serie de presidentes interinos, el primero de los cuales —el coronel Ramón González
de Bernedo— fue nombrado en abril por Juan Ramírez, el victorioso
comandante del ejército realista, en tanto el virrey decidía las cosas en el
largo plazo.29 A fines de 1816 Pezuela le había encargado la presidencia
a Tristán, un experimentado soldado y un prominente arequipeño. Nacido
en 1773, Tristán había viajado a España en 1787 como cadete en el
regimiento de Soria, pero a su arribo a Madrid logró dejar el ejército para
estudiar en Francia. Regresó a España, y a su carrera militar, después del
estallido de la Revolución Francesa, combatiendo contra los franceses en
la guerra de 1793-1795.
27. Vargas Ugarte, Historia general, 5: p. 280.
28. Mendiburu, Diccionario, 8: pp. 104-106.
29. Ramírez a la Audiencia, 13 de abril de 1815, ADC, Real Audiencia, Sección Judicial:
Administrativa, Leg. 27.