COMUNICACIÓN | Page 140

274 JOHN FISHER LOS VIRREYES DEL PERÚ EN EL PERIODO BORBÓNICO
275 gobierno de Gil, su predecesor— fue en general buena, lo que tal vez reflejaba su propia experiencia como administrador provincial, a pesar de ciertos choques por su negativa a cumplir estrictamente con la prohibición de que los subdelegados emprendieran actividades económicas. Un gran logro en el rubro general del buen gobierno fue la construcción de un nuevo camino de Lima al Callao, abierto en 1798 a un costo de casi 350,000 pesos. A diferencia de otros virreyes, O’ Higgins adoptó firmes medidas para impedir el contrabando en el Pacífico, en particular con los navíos norteamericanos, luego de que en 1799 se retirara el permiso concedido dos años antes para que las naves neutrales entraran a puertos hispanoamericanos. 20 El rey decidió relevarlo de su mando en Lima a mediados de 1800— posiblemente debido a las conspiraciones de Bernardo, su hijo natural—, pero falleció en el cargo antes del arribo de Avilés, el nuevo virrey. O’ Higgins fue uno de los dos virreyes del periodo virreinal tardío que no dejaron una relación de gobierno formal a su sucesor( el otro fue La Serna, quien es de presumir consideró que se trataba de una tarea redundante).
AVILÉS( 1735-1810) 21
Nacido en Asturias, Avilés sirvió desde 1768 en Chile como oficial de caballería en la frontera araucana, antes de ser transferido al Perú como comandante de la caballería virreinal. Tuvo un papel prominente en combatir la rebelión de Túpac Amaru, combinando la firmeza militar con una persistente denuncia de los abusos sociales y la corrupción administrativa que había provocado la insurrección. La decisión que la Corona tomara en 1787 de establecer la Audiencia del Cuzco, en un intento por mejorar la administración judicial allí, se debió mucho a la presión que él ejerciera. Avilés gozó no sólo de la confianza del visitador general Jorge de Escobedo y del virrey Croix, sino también de José de Gálvez, y fue recompensado en 1787 ascendiéndosele al rango de brigadier y nombrándosele gobernador del Callao antes de que regresara a Chile en 1796, en reemplazo de Ambrosio O’ Higgins como capitán general. Poco después,
20. Fisher,“ Commerce and Imperial Decline”, pp. 467-68. 21. Romero, ed., Memoria. en octubre de 1796, fue nombrado virrey del Río de la Plata, pero debido a las complicaciones producidas por la guerra no se mudó a Buenos Aires sino a comienzos de 1799. Su gobierno allí fue breve( 1799-1801) y partió a Lima para suceder a O’ Higgins, cuya muerte en marzo de 1801( después de que se le permitiera retirarse en junio de 1800, pero antes de que llegara su sucesor) produjo un interregno de ocho meses. Avilés actuó con firmeza en 1805 al ordenar la ejecución de los dirigentes de la conspiración de Aguilar y Ubalde en el Cuzco, como correspondía a su pasado militar.
A otro nivel, hizo mucho por promover mejoras en la salud púbica de Lima. También supervisó la incorporación de Mainas y Guayaquil al virreinato, siguiendo las decisiones que la Corona tomara en 1802-1803 para adaptar los límites norteños del Perú. Después del nombramiento de Abascal en 1806, Avilés se retiró a vivir en Lima hasta 1810, cuando partió para España luego de rechazar el ofrecimiento de volver a nombrársele virrey del Río de la Plata, llegando hasta Valparaíso, en donde falleció.
ABASCAL( 1743-1821) 22
Nativo de Oviedo, en el norte de España, Abascal siguió una carrera militar y visitó América por primera vez en 1767, como un oficial subalterno asignado a la guarnición de Puerto Rico. Después de servir en España, regresó a América con la expedición de 1776 al Río de la Plata, que tomó el puesto portugués de Sacramento, en la banda oriental del río, y estableció un nuevo virreinato gobernado desde Buenos Aires. Tras servir en Santo Domingo y La Habana, fue a Guadalajara( México) en 1799 como presidente de la Audiencia. Nombrado virrey del Río de la Plata, Abascal fue transferido al Perú antes de que pudiera asumir su cargo en Buenos Aires, pero las complicaciones producidas por la guerra retrasaron su arribo a Lima hasta 1806.
Su fama proviene principalmente de su firmeza al reprimir las conspiraciones contrarias a la persistencia del dominio español en el Perú entre 1809 y 1810( cuando sus pares en otras capitales virreinales tímidamente aceptaban las demandas de los revolucionarios criollos), y de haber preparado fuerzas expedicionarias con las que sofocar los tempra-
22. Abascal, Memoria; Díaz Venteo, Campañas militares.