268
JOHN FISHER
encaja con esta descripción—, su nombramiento sí dio inicio a una tendencia, virtualmente ininterrumpida durante el resto del periodo, de nombrar
militares para que gobernaran en Lima. Manso actuó con energía en contra de la mayoría de las manifestaciones de descontento popular/indígena,
incluyendo la rebelión de Huarochirí de 1750, e intentó reglamentar las
actividades comerciales de los corregidores, aunque por razones fiscales
antes que humanitarias. Contuvo, pero no derrotó, la todavía misteriosa
rebelión de Juan Santos, que había estallado durante el gobierno de su
predecesor. Su carrera terminó en circunstancias algo desafortunadas:
habiendo entregado el mando a Amat en octubre de 1761, llegó a La
Habana en enero de 1762 y aún se encontraba allí en junio cuando los
ingleses capturaron el puerto. Como el oficial de más alta graduación presente, aunque de paso, se le condenó en 1765 por haber abandonado su
deber en la organización de la isla y fue exiliado a Granada, en donde
falleció en 1767.
AMAT (1704-1782)14
Nacido en Varacisas en el seno de una familia catalana noble, el segundo
hijo del marqués de Castellbell siguió una carrera militar en Europa y el
norte de África hasta llegar a ser capitán general de Chile en 1755. En
Santiago fomentó la educación superior y el orden público, pero sus esfuerzos por someter a los indios araucanos resultaron infructuosos. Como
virrey del Perú, Amat supervisó con despiadada eficiencia la expulsión de
los jesuitas en 1767 y emprendió, superficialmente al menos, una renovación global de las defensas, fortificando los puertos y organizando compañías de milicianos en todas las provincias. Si bien las rentas públicas se
expandieron considerablemente durante este periodo, el gobierno de Amat
estuvo signado por la corrupción según sus muchos críticos, entre ellos
Antonio de Ulloa, quien sirvió bajo su mando como gobernador de Huancavelica. Amat hizo frente con firmeza al descontento popular en Lima y
sus alrededores entre 1764 y 1766.
Tras retornar a Barcelona, el viejo solterón —cuya picaresca vida privada había provocado muchos comentarios satíricos en Lima durante su
14. Amat, Memoria; Cruces Pozo, “Cualidades militares”.
LOS VIRREYES DEL PERÚ EN EL PERIODO BORBÓNICO
269
gobierno— contrajo matrimonio con una joven catalana y construyó para
ella y su descendencia el espléndido Palau de la Virreina, en las Ramblas.
Hoy un centro cultural, este magnífico edificio barroco delata su inspiración
peruana con sus patios dobles típicamente limeños.
GUIRIOR (1708-1788)15
Nacido en una familia noble de Aoiz (Navarra), Guirior tuvo una distinguida
carrera naval, principalmente en el Mediterráneo, aunque también en el
Pacífico, antes de tomar el puesto de virrey de Nueva Granada en 1772.
Durante su gobierno en Santa Fe se hizo de una buena reputación tanto
por su firmeza al tratar con los indios “bárbaros” de la frontera como, a
otro nivel, por sus políticas económicas progresistas, así como por la expansión y la reorganización de la educación superior.
Guirior tomó el mando del virreinato del Perú de Amat en 1776, poco
antes del arribo, en 1777, del visitador general José Antonio de Areche,
encargado de implementar un amplio programa de reformas administrativas, judiciales y fiscales. Su gobierno se complicó aún más con la inminente separación del Alto Perú, la recepción de las noticias del estallido
de una guerra entre España e Inglaterra en 1779 (lo cual implicaba un
gran gasto en medidas defensivas), y una serie de levantamientos indígenas
entre 1776 y 1777 que llevaron al asesinato de varios corregidores. Hacia
el final de su breve gobierno hubo también serias manifestaciones de
descontento popular en varios centros urbanos, sobre todo Arequipa y
Cuzco, principalmente en contra de las nuevas demandas tributarias que
guardaban más relación con Areche que con Guirior. Éste frecuentemente
chocó con el primero por motivos aparentemente nimios de política y
protocolo (y que en realidad escondían un conflicto mucho más importante
sobre los límites de la autoridad virreinal, en oposición a la ministerial). El
rey, representado por el ministro de Indias, José de Gálvez, decidió respaldar
a Areche y en enero de 1780 ordenó a Jáuregui que reemplazara a Guirior.
La transferencia formal tuvo lugar en julio y este último partió del Callao
con destino a España en octubre. Después de un prolongado juicio de
15. Palacio Atard, “Areche y Guirior”; Pérez Ayala, “Aspectos desconocidos”; Vargas
Ugarte, Historia general, 5: pp. 11-37.