196
JOHN FISHER
sobre todo, como otro recordatorio más para los posibles disidentes
de Lima, de la amenaza potencial que una actividad revolucionaria
de esa magnitud constituía para su privilegiada posición socioeconómica. Estas consideraciones por sí solas probablemente habrían bastado para poner a la elite costeña en contra de la rebelión
del Cuzco de 1814. Pero igualmente importante para decidir su supresión fue la toma de conciencia en Lima de que si ella tenía éxito,
el Cuzco sería la capital de un Perú independiente.39
Es bien conocido el trasfondo de la rebelión que estallara en el
Cuzco el 3 de agosto de 1814.40 Básicamente se debió al fracaso de
las autoridades virreinales para implementar todo lo provisto por la
constitución de 1812 (irónicamente, el restaurado Fernando VII había decretado su derogatoria en mayo, pero la noticia no llegaría al
Perú sino hasta setiembre), y asimismo reflejaba las dificultades
económicas locales debidas a la “sangría” de hombres y provisiones
para respaldar las campañas realistas en el Alto Perú. Sin embargo,
al enviar a todo el sur peruano expediciones organizadas apresuradamente y conformadas principalmente por reclutas indígenas, los
dirigentes criollos del movimiento —pequeños hacendados, abogados, clérigos y funcionarios municipales— dejaron inmediatamente en claro que ellos exigían no sólo la independencia del Perú,
sino convertir al Cuzco en capital nacional. Hacia finales de 1814
controlaban ya las ciudades de Puno, La Paz, Huamanga y Arequipa
antes de retroceder al Cuzco ante el arribo de un contingente realista
de 1,200 oficiales y hombres cuzqueños que habían estado combatiendo en el Alto Perú. En marzo de 1815 este destacamento, comandado por el general Juan Ramírez, subcomandante del ejército
del Alto Perú, había vuelto a tomar el Cuzco, en donde los jefes rebeldes fueron prestamente ejecutados. Estos incluían a Mateo García
Pumacahua, el cacique de Chincheros, cuya participación legitimaba
los intentos de las autoridades virreinales por reducir el movimiento
a un simple levantamiento racial de indios contra blancos.
FIDELISMO, PATRIOTISMO E INDEPENDENCIA
Son obvias las similitudes entre el levantamiento de Túpac Amaru
(inicialmente un intento de conformar una revolución de ancha base, atrayendo cierto respaldo de los criollos y mestizos pobres del
sur peruano) y la rebelión de 1814-1815 (iniciada por personas que
no eran indias, pero que rápidamente tomó el carácter de una guerra
de castas en contra de los blancos). El vínculo, recientemente revelado por Cahill, es que durante las tres décadas que separan a ambos
movimientos se usurparon los tradicionales derechos indígenas en
la región, con el ingreso de c