compilado1erdiplomado Compilado del 1er Diplomado AC UCV | Page 207
TRABAJOS AUDIOVISUALES
Conclusión
De la revisión de literatura compilada y del contenido recogido en entrevistas se concluye que:
1. La visión sobre si la cocina tradicional se puede cambiar o sobre los impactos de la resemantización en ello, es diversa
(varía según el capital social y económico de quien lo considere).
2. La cocina tradicional es contemporánea, puede cambiar, sin transformarse, sin resemantizarse.
3. Los argumentos que se divulgan para resemantizar la cocina no son del todo honestos.
4. Tal y como sucede dentro del campo de la publicidad la tarea de resemantizar la cocina tiene como objetivo final vender a
los consumidores un producto o un servicio, componiendo modelos y estilos mediáticos con vista a ese objetivo.
5. La resemantización de la cocina da como resultado una variación de la percepción de la realidad objetiva, empobreciéndola
de su sentido original, someterla a distorsiones o a desintegraciones, usando formas, estilos, tonos para recubrirla.
6. La deshonestidad no es necesaria, hay argumentos legítimos y sólidos para admitir la resemantización en la cocina.
7. La resemantización de los platos tradicionales como argumento para preservarlos, puede tener un efecto bumerang: el
cambio del plato puede estar generando desencuentro.
8. La nueva cocina, la abstraccionista y tecno, podría llamarse tradicional y de futuro, si no fuera porque su sobrevivencia está
amenazada por el hecho de que:
9. El colectivo no se encuentra, ni come en ella; y si come, no repite.
10. Solo se puede seguir repitiendo por aquellos cocineros y restaurantes que tengan el equipamiento tecnológico para
hacerlo.
11. Solo puede mantenerse mientras se demuestre que sus ingredientes innovadores no son perjudiciales para el comensal.
12. Prevalecerá solo la cocina con fundamentos honestos
13. Es un tema para el quedan aún muchas preguntas por responder.
Esta investigación deja planteada también las siguientes interrogantes para próximas deliberaciones:
•
¿Desmontar el nombre común, la estética y los ingredientes con que identificamos los platos que nos definen, transgrede
la soberanía alimentaria?
•
¿La tradición alimentaria necesita revitalización y revaloración? Y si la necesita, ¿es esta nueva, nueva cocina la forma de
hacerlo?
•
¿Se necesita una puesta en valor de la memoria popular alimentaria ante estos cambios de lenguaje y concepto que nos
están haciendo de los platos tradicionales?
En el proceso de incorporar lo aprendido e ir respondiendo estas preguntas, nos gustaría ver y protagonizar una cocina que se guíe por
los principios de la “ética del gusto” (Santamaría, 1999), es decir, una cocina que pueda ser, sin pretensiones:
•
Cultural: es preciso aceptar la existencia de una historia culinaria que nos condiciona y nos hace tal y como somos.
•
Natural: utilizar productos de temporada siguiendo el calendario de las estaciones y rechazando sustancias químicas o
artificiales ajenas al producto. Hay que transformar los alimentos sin destruirlos manteniendo y potenciando su sabor.
•
Evolutiva: avanzar en el ejercicio de la profesión a través de la experiencia mejorando los procesos productivos gracias a las
nuevas tecnologías.
•
Sencilla: promover una cocina en la que la síntesis sea un valor y la sencillez sea una forma de expresión para hacer
comprender a la sociedad el arte de la cocina.
•
Social: todo avance social de la profesión en pro de la calidad humana mejora los resultados culinarios.
•
Artística: la cocina como acto de creación es una más de nuestras bellas artes. La modernidad no es la estética superficial
sino la sublimación del sentido del gusto interior.
•
Universal: no debemos dejar de ser locales. Tenemos que emprender la búsqueda de una verdad propia, auténtica, de
manera que nadie tenga que renunciar a las influencias y a los productos del todo el mundo, pero sin que en nuestra cocina
deje nunca de percibirse nuestra tierra
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