Comentario texto_ Nietzsche, F. (1873) Sobre verdad y mentira Comentario_Nietzsche, F._Sobre verdad y menti | Page 5

reducto posible de sentido se vuelve producto de la subjetividad creadora. Este es, desde mi punto de vista, el principal motivo por el que la filosofía del siglo XX confluye con la literatura y la poesía, se vuelve pensamiento débil, o pone en marcha un dispositivo de rescate de la metafísica: tres serán los filósofos que lo lleven a cabo con éxito relativo: Edmund Husserl, Martin Heidegger y el primer Wittgenstein. 1.2. LA PROMESA FRUSTRADA DE LA FILOLOGÍA CLÁSICA: FILÓLOGO DE IURE Y FILÓSOFO DE FACTO ¿Por qué Nietzsche fue un filólogo incomprendido por sus contemporáneos? Ciertamente, la joven promesa de la filología clásica causó estupor e incomprensión con su primera obra, el libro que tanto esperaron, tanto su mentor, como sus compañeros de profesión y que lo acreditó para el doctorado en la universidad de Basilea, donde había sido nombrado Catedrático de Filología Clásica con tan sólo veinticuatro años y donde se le habían concedido todos los loores académicos posibles, aún sin haber alcanzado la acreditación para doctorarse: El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música (1872). Su primera obra fue clasificada por su propio mentor de “ingeniosa borrachera”, recibió críticas mordaces de sus compañeros de profesión y uno de ellos le dedicó incluso un panfleto sarcástico denominándola “Filología del futuro”. En mi opinión, Nietzsche de filólogo solo ostentaba el título, por lo demás, desde el punto de vista profesional, siempre fue un filósofo, de ahí su manifiesta heterodoxia en el campo de la filología clásica, de cuyo saber obtuvo un método de análisis del lenguaje que aplicó a la crítica de la cultura, así como el intento, retomado posteriormente por Heidegger desde su aspecto positivo, de reconstruir la experiencia griega desde lo trágico, que le conducirá al vitalismo y a la crítica de la razón desde el lenguaje. La filología clásica solo le proporciona uno de los instrumentos necesarios para ello: el cincel que necesita para deconstruir la metafísica, la razón de Occidente y sus conceptos, el método genealógico. Este método se complementará con su particular visión teórica del mundo clásico: el martillo, su metafísica de artista y de la voluntad creadora. De ahí que, posiblemente, su primera obra no fuera un ejercicio de rigor filológico, sino la propia metafísica de artista puesta en acto, la génesis de la crítica de la cultura occidental y sus valores desde la filología clásica. Una nueva forma de hacer filosofía y de interpretar el mundo, paradójicamente propuesta, desde otra disciplina del saber, demasiado compartimentada y racionalizada para comprenderlo, para mirar más allá de sí misma. 5