Comentario texto_ Nietzsche, F. (1873) Sobre verdad y mentira Comentario_Nietzsche, F._Sobre verdad y menti | Page 4
2) Colonialismo y capitalismo no son más que la expresión histórica de las ideas
que configuran y prefiguran la forma de vida de nuestra cultura: la filosofía
entendida como metafísica, que engendrará la técnica y la razón
instrumental y la tradición judeo-cristiana como lenitivo de sus propios
productos: la enfermedad de Occidente y su propia medicina. Los frutos de las
mismas se materializan en el presente de Nietzsche, e incluso alguno se está
gestando en su propio tiempo, frente a él, Nietzsche lo intuye con fuerza, pero
no puede aún pensarlo, de ahí que para él sea necesario deconstruir ambos
pilares de nuestra cultura en tanto que ideologías y anclar urgentemente al ser
humano de nuevo en la naturaleza, en la vivencia sensorial, en la vida, en el
devenir: retomar el hilo heraclíteo. Vuelta a Grecia para reclamar el tiempo que
el Ser olvidó en su paradójico devenir hierático, los modelos que fueron
desechados por Platón, el arte como fuente de verdadero conocimiento y la
afirmación de los sentidos, la vida. La deconstrucción de la metafísica
comienza con una metafísica de la subjetividad o metafísica de
artista/metafísica de la voluntad creadora o voluntad de poder, en la que va
a culminar el giro subjetivista de la cultura occidental, que va a deconstruirse a
sí misma desde dentro en un movimiento involutivo.
Dicho proceso continúa de forma complementaria con un método que
parte del análisis genealógico del lenguaje, que es puesto en su historicidad, en
su génesis, para ser considerado un producto de creación humana ante las
vivencias inmediatas. De esta forma, arte, moral, conocimiento y lenguaje se
identifican, son uno, bajo los presupuestos de la metafísica subjetivista del
esteta y de la voluntad de poder (voluntad creadora), que transforma, a modo
de rey Midas lingüístico, todo lo que toca en lenguaje, en código cultural
susceptible de rehacerse continuamente a partir de la voluntad creadora del
sujeto. Deconstruye la razón, los conceptos y con ellos la moral desde el
lenguaje. La arqueología o genealogía histórica del lenguaje, el rastreado
arqueológico de los conceptos, es el reverso metodológico de la metafísica
subjetivista y ambos son martillo y cincel con los que se deconstruyen la
metafísica y la moral de Occidente.
Las vanguardias artísticas completarán este proceso de autocrítica cultural con la
creación de nuevos lenguajes: musicales, pictóricos, escultóricos, literarios. La filosofía
se volverá glosa de sí misma, autofágica, pensamiento débil, líquido, sin asideros
metafísicos: aforismo o ensayo serán sus expresiones, sentencia o máxima condensada,
cuya expresión confluye con la literatura, hilo mítico olvidado, como fuente de saber y
creación de imágenes. Solo en la ciencia quedará vigente, sin saberlo y sin que ella
misma pueda, ni quiera reconocerlo, un leve rescoldo de este afán metafísico de
transparencia. Desde el proceso deconstructivo nietzscheano, la filosofía es
coherentemente suplantada por el arte, la esfera de la cultura donde está presente
la construcción consciente de sentido, algo que -a partir de Nietzsche- desde la
metafísica tradicional ya no es posible, ni tan siquiera en el lenguaje, pues el último
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