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Las falencias en escritura que persisten en la educación superior

Por María Constanza Jiménez Jácome. Profesional adscrita a Desarrollo Estudiantil campus Bucaramanga.

Se podría pensar que un estudiante de posgrado cuenta con un nivel de escritura superior al de un alumno que cursa su pregrado, pero ¿qué sucede cuando los resultados entre estas dos poblaciones no difieren y las falencias en esta competencia son semejantes, evidenciando dificultades para plasmar ideas de manera clara y coherente?

A

l realizar dicho planteamiento

surgen inquietudes sobre los niveles de exigencia actuales en las instituciones educativas frente a esta competencia. Aunque la responsabilidad aparentemente podría recaer en las universidades es claro que, si dicha habilidad no se desarrolla y potencializa desde temprana edad, será complejo que un estudiante muestre interés en la escritura.

Lo anterior coincide con lo expresado por Andrés Gutiérrez (2016), director de Evaluación del Icfes, quien señala que el estudiante tiene dificultades para plasmar las ideas en el papel por lo que las universidades deberían tener planes de mejora. Sin embargo, también considera que “sería injusto cargarles la culpa a las instituciones de educación superior, debido a que en el proceso educativo se van agregando competencias todo el tiempo y en él confluyen factores personales, familiares y del entorno” (Gutiérrez, 2016).

A pesar de que es claro que en el desarrollo de la competencia escritural intervienen varios factores que se presentan a lo largo del proceso de formación de un estudiante, sí se hace necesario identificar acciones que la fortalezcan y más cuando se percibe que en los niveles académicos más avanzados los resultados no son los mejores. Esta situación no solo preocupa por el hecho de hablar de personas que tienen un recorrido profesional amplio y que ya deberían contar con un nivel alto de redacción, sino también, porque muchos de ellos ejercen la docencia y son los encargados de fomentar la buena escritura a sus estudiantes que apenas inician su camino de formación académica.

Esta situación que se evidencia en Colombia coincide con la realidad de los programas de Posgrados de la Universidad de Santander (UDES) los cuales están conformados por estudiantes con perfiles amplios y de importancia, pero con dificultades en su competencia escritural.

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