Estas particularidades hacen que un estudiante esté encaminado hacia el logro de un desempeño sobresaliente con el fin de que se configure como un excelente profesional, que cumpla las expectativas y exigencias del mercado laboral; que además de tener sentido de la responsabilidad, sea comprometido, honesto y colaborador, también sea competente en la ejecución de su cargo.
Si una persona se centra en aprender en lo que ha decidido profesionalizarse, seguramente va alcanzar el objetivo de estar cualificado para ser competente en su área, de lo contrario, llegará a ser una persona que sólo desarrollará lo mínimo frente a lo que se espera de su ocupación. Para que esto no ocurra, es necesario una práctica adecuada de la autonomía.
Para finalizar, la universidad es un gran mundo formador de personas no sólo en la parte profesional,
en la parte profesional, sino también potencia al individuo a pulir su esencia como persona, creando en ella una percepción del mundo para luego dar de lo aprehendido con una actuación que ayude a la construcción de sociedad; pero el estudiante también debe poner de sí mismo para que su paso por la institución no sea en vano y que al finalizar sus estudios opine: “esto o aquello lo aprendí en la universidad”, “eso sí me lo enseñó la universidad” o “me siento preparado para trabajar”.
Referencia:
- Soto, C. (2017). Estudiantes en pañales. La República. Recuperado el 25 de mayo de 2018 de: https://www.larepublica.co/analisis/cristobal-soto3/estudiantes-en-panales-2560902
- Figura 1, y 2. [Fotografía de Juliana Rueda]. (Bucaramanga. 2018) Archivos fotográficos personales. Bucaramanga, Santander
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Figura 2. Jordy Villabona estudiante de Administración de Negocios Internacionales de primer semestre. Fuente: Propia