Tropiezos ineludibles
No todo es perfecto, por supuesto: los desencuentros son inevitables, precisamente por la diversidad de edades. Los estudiantes jóvenes suelen ser más impulsivos al momento de hablar. Yecid Alexander Delgado Bohórquez, de 27 años, se identifica mucho con su compañera Jessica (16 años), porque admite haber sido así cuando estaba en el colegio.
“Yo era así: cansón, le respondía a todo el mundo. Creo que uno aprende a tomarles cariño, pero sobre todo, a ser tolerante. Esa es la mayor enseñanza que me ha dejado
estudiar con gente menor. Yo suelo hablar con ella y aconsejarla. Le digo que se calme, que piense mejor las cosas antes de decirlas”, confiesa Yecid.
Otros alumnos, como Lizeth Viviana Castro Cáceres (27 años), quien además es esposa de Yecid, son más conscientes de la diferencia de edad, especialmente cuando los menores deben intervenir o se sienten inconformes con algo. Asegura no molestarle en lo absoluto, más bien, le trae gratos recuerdos de cuando era adolescente. “Yo los veo a ellos y me pregunto ¿yo me comportaba de esa forma?