clown de narices negras BOLETÍN NUMERO 72 | Page 9
Un folkli de Rodrigo Salvador
EL CHUTO Y EL HUACÓN
S
entado en un viejo tronco de ciprés, se ha-
llaba un Chuto tomando sol. Era marzo y
el valle verde y florido anunciaba una
buena cosecha. El pícaro Chuto había gozado de
lo más lindo en las festividades de Jauja y se alis-
taba para bailar su Chonguinada en las Fiestas
de las Cruces. Así estaba pensando, conver-
sando a solas con su cuy, filosofando sobre la
vida, gastándole bromas al viento y holgaza-
neando de buena gana. A veces de su manta co-
lorida sacaba su coquita y la chacchaba con pro-
fundo respeto. Cuando entonces llegó un Hua-
cón.
—Látigo mereces holgazán; recoge tu manta
y en este instante ponte a trabajar. El hombre
del valle del Mantaro es trabajador Chuto juer-
guero —dijo con voz vibrante, y el Chuto de ale-
gre genio, con voz de pito, que no se sabe si es
cosa de burla o en serio, respondió con gracia:
—¡Qué lindo látigo, patroncito! Te lo cambio
por mi cuy. ¡Ah, no seas enojón!, lo estoy descan-
sando pues, las fiestas de enero me han agotado
y preparándome estoy para mayo. Siéntate aquí
conmigo; lindos dientes tienes papay, te contaré
algunos chistecitos de mi tierra para quitarte esa
cara de palo.
Rabió profundamente el Huacón, alzó su lá-
tigo y estampándolo contra el suelo lo hizo tronar
estremeciendo el paisaje
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