Y la tiene muy bien definida. Es un género maravilloso, sentimental, descriptivo, arrogante, melódico, vibrante y emocional que identifica y representa a España en la música tradicional. Los hay bravíos, pasacalles, de concierto, toreros, institucionales y teñidos de regiones y lugares. Es un género clásico y brillante.
La música regional, como la jota, es sublime. Ha sido entendida, tocada y adoptada por los mejores músicos y bailada por los mejores bailarines y bailarinas del mundo. Querida y admirada por muchos de los compositores, relevantes de la música sinfónica, grande y pequeña, rusos, franceses y de otros muchos países.
La inclusión de la música y los ritmos regionales en la Zarzuela, levantaron pasiones y generaron millones de aficionados y seguidores. Los preludios e intermedios, compuestos por magistrales compositores, situaron a La Zarzuela, como género, en el cénit de la música teatral y popular del mundo.
Podría seguir hablando de otros muchos géneros tradicionales, folclóricos y regionales de Galicia, Cataluña, Valencia, Andalucía, Vascongadas, Madrid, Baleares, Canarias… No tendríamos espacio para reproducir todo lo que podría decir de esas maravillas. Tenemos la gran suerte de tener, en España, un mosaico musical envidiable, inmenso y precioso. Y hay que mostrarlo, defenderlo y propagarlo sin complejos.
“El siglo XXI es, sin duda, el siglo de las bandas de música”