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Maribel: En tu faceta como directivo, ¿qué hay más, alegrías o sinsabores?

L.C. - Un cargo directivo, como es el de presidente de la Sociedad de Artistas AIE, una entidad colectiva sin ánimo de lucro, que es el que ostento, tiene una duración de cuatro años. Para continuar hay que pasar por elecciones democráticas, cada periodo. Para renovar y/o repetir varias veces, como es mi caso, hay que conseguir el voto, el plácet y la confianza de las socias y socios de la entidad. Desde esa situación que obliga a tomar decisiones, las alegrías se solapan con los sinsabores, dudas, aciertos, errores y algún que otro susto. Es algo natural y consustancial a la representatividad de un colectivo que ya alcanza la cifra de 30.000 y engloba a la práctica totalidad de artistas de España, Iberoamérica, Europa, Asia y otras regiones. En mi actividad como presidente de la AIE y también en mi actividad vocacional y profesional de músico, he recibido más alegrías que sinsabores, aunque estos los ha habido y los habrá. No obstante, para mí, el saldo es muy positivo porque he podido y puedo hacer muchas cosas que ayudan a los artistas y grupos. Los seis circuitos de música en vivo, con más de 6.000 conciertos que hemos patrocinado y organizado, en los que han intervenido 1.440 artistas en 633 salas de 224 ciudades, las casi 4.000 BECASAIE que hemos otorgado para estudiar música, las Ayudas AIE asistenciales y miles de actividades de formación, asistencia y desarrollo que hemos realizado, me producen una gran satisfacción y no puedo disimular mi orgullo. Y, sobre todo, la inyección de moral que produce que todos esos artistas y socios nos den, en las encuestas anuales que se realizan a unas 3.000 personas, una valoración media de más de nueve puntos. Es muy especial y te anima a seguir trabajando con más ilusión.

Maribel: ¿Encuentras diferencias entre Director de Banda y Director de Orquesta? L.C. - Aunque las dos actividades son hermanas y pueden ser desarrolladas y realizadas por la misma persona, si tiene la adecuada formación, información y experiencia en la práctica del oficio como tal, dirigir orquesta o banda son dos oficios que conviven pero tienen sus características propias. Sobre todo porque la resultante tímbrica y de nivel acústico de las dos formaciones es muy diferente y también los matices y las dificultades de modalidades y efectos. La disciplina técnica y la abundancia de instrumentos y familias en la banda, hacen diferente el modo de dirigirlas. Las bandas de música no son un remedo imitativo de las orquestas, ya sean profesionales o amateurs, aunque muchas de ellas, o más bien sus directivos, quieran asimilarlas a pequeñas o grandes orquestas. Hay que distinguir muy bien el espectro sonoro de una orquesta y el de una banda por la instrumentación, la colocación y el resultado tímbrico de todos esos instrumentos juntos.

El siglo XXI es, sin duda, el siglo de las bandas de música.

Las bandas de música, hoy, no sólo se limitan a tocar transcripciones, buenísimas muchas de ellas, de las grandes obras orquestales. Hay ya muchos compositores que componen directamente para banda y la fusión se ha instalado, afortunadamente, en el mundo bandístico, combinando romanticismo con modernismo, contemporáneo con folclórico, etc. Desde mi conocimiento y punto de vista sobre el tema, el papel de las bandas de música está muy bien definido y en un tiempo no muy corto, las bandas brillarán con luz propia y tendrán un gran futuro como conjuntos elásticos, técnicos y artísticos que reflejen la vocación y técnica instrumentística de sus componentes, muchos de ellos formados en buenas escuelas y conservatorios.

Maribel: ¿Cómo ves el porvenir de la música tradicional española? Me refiero a músicas populares, pasodobles o músicas características de las distintas regiones.

L.C. - La música tradicional española sobrevivirá por siempre, sea étnica, folclórica, regional o como se le quiera llamar. Es la base de la creación y la vanguardia. Es la definición y materialización sonora de culturas, tendencias, folclore y pueblo.

La música tradicional española no puede desaparecer y no desaparecerá.

Como la sinfonía, el pasodoble tiene su forma sonata.