CUERPOS, ROSTROS Y DERIVAS
La vida de Adèle - Capítulos 1 y 2 de Abdellatif Kechiche +
Dallas Buyers Club de Jean-Marc Vallé
por Fernando Pujato
Parece agobiada. Lleva zapatos con taco y un
vestido de color azul ni corto ni largo que no le va
bien a su figura, esa manera de vestir para ciertas
ocasiones en las que no se sabe bien qué se debe
llevar porque nunca se las ha vivido. Convivir con
los ornamentos materiales de un mundo ajeno es
también un aprendizaje y Adèle nunca aprendió
nada de ese otro mundo al cual no pertenecía. El
color del vestido es el mismo color del pelo de
Emma cuando cruzaron sus miradas por primera
vez en un plano cinematográfico ya anticipado por
la literatura en las edificantes clases de lycée de la
pequeña burguesía a la cual pertenece Adèle, y que
también anticipan su tragedia, su inevitabilidad, y
el mismo título de la novela en que está basado el
film, El azul es un color cálido, de Julie Maroh, a
la que, al parecer, no le gustaron para nada las
escenas de sexo —aunque esto no pasa de ser tan
sólo una anécdota. Entre ese último plano de Adèle
alejándose de la muestra de pinturas de Emma,
entre ese caminar un tanto cansino, con la cabeza
gacha y los hombros hacia arriba, y el plano que
abre el film y se repite varias veces en su primera
parte, con Adèle saliendo de su casa siempre
apurada, siempre corriendo, no ha pasado, ciertamente, una vida, tan sólo unos cuantos años. Pero
esa adolescente plena de energía, de ansias de
aprender, de vitalidad amorosa, no existe más,
ahora es una joven sin sueños anclada en su pasado
inmediato; su destino fílmico, el destino que
Kechiche le ha reservado a la pobre de Adèle es
una terrible constatación: su amor por Emma no
alcanza para que estén juntas. Quizá nunca alcanzó, al menos lo adivinamos en esa escena en la que
Emma le reclama que escriba y Adèle contesta que
es feliz así, cocinando y dando clases, o cuando
Adèle vuelve del trabajo y escucha un mensaje de
Emma diciéndole que volverá tarde a la casa, que
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