UNOS DÍAS CON NESSIE
El desconocido del lago de Alain Guiraudie
por Fernando Pujato
No hay nadie que no ame; pero sí hay quien se
pregunta qué amar.
San Agustín
O a quién amar. Y habría que dilucidar si Frank
realmente se pregunta acerca de su amor hacia
Michel, si se plantea cómo y por qué puede amarse
a un asesino, pero también si Frank verdaderamente ama a Michel, incondicionalmente. Entonces,
como El desconocido del lago no plantea ninguna
de estas preguntas, y por lo tanto no es necesario
buscar ninguna respuesta, el no hay nadie que no
ame de un santo que lejos estaba de imaginar a los
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hombres y a sus mundos representados en una
pantalla es suficiente. Pero, ¿suficiente para qué?
Suficiente para no internarse en los vericuetos
psicoanalíticos lacanianos de la distinción entre
necesidad y deseo, en tanto la primera se plantearía
en el terreno de la biología y sólo se satisface, y el
segundo no se satisface sino que se realiza como
deseo y está en relación con una falta —y por
supuesto me imagino a algún psicoanalista horrorizado por lo que acaba de leer. Suficiente también
para desatender (conscientemente) el discurso
deleuziano de que no es importante saber qué cosa
es el deseo, el topos del inconsciente, sino qué
hacer con él, hacia dónde va, el problema de su uso
y no el de su sentido; el film, en todo caso y si
alguien está interesado en forzar esta cuestión, tal
vez tenga una respuesta, en forma de pregunta,
para esto. Suficiente, seguro, como para no empa-