ilustración del Libro VIII de la Ética a Nicómaco,
clásico de Aristóteles. De todas maneras, hay algo
en esos planos, en la forma de relacionase entre los
personajes que escapa a precisiones y que invita a
la perplejidad, algo un poco difícil de trasmitir.
Posiblemente en ese misterio resida el valor de la
película. Para tratar de ejemplificar esto hay dos
momentos que me parecen notables: uno es la
reacción de Frances y su imperceptible cambio de
humor cuando se entera por terceros que Sophie se
ha comprometido y se irá a vivir a Japón. Y el otro
es cerca del final, cuando casi al pasar cruzan
miradas en un cuarto lleno de gente, verificando
una afirmación previa eustachiana sobre los vínculos amorosos que enuncia Frances.
Ligeramente paradójico es que el sistema que
acertadamente elige Baum