Cinéfilo 16 - Marzo 2014 | Page 13

ca de Glee (serie que era el sueño pop para muchos y que perdió cualquier interés para otros). ¿Y qué otra cosa es Frances Ha sino la versión definitiva de Girls? En verdad la sexta y por lejos mejor película de Noah Baumbach es mucho más. El centro del film no es un conflicto amoroso, aunque al comienzo Frances (Greta Gerwig, también co-guionista, también extraordinaria) decide no vivir con su novio y Sophie (Mickey Summer), la amiga con quien comparte el departamento, mucho más pragmática, decide mudarse a una zona mejor ubicada de la ciudad. Al no poder pagar el departamento por sí sola, Frances empieza a deambular por varios domicilios de New York e incluso viaja a París, sólo para comprobar que la ciudad luz, en una decisión inteligente del film, es un lugar gris y poco amigable. Como si Frances en realidad no estuviera allí. Tampoco es un film sobre la relación conflictiva con los padres. Entre los viajes de Frances hay una visita a sus padres (interpretados por los verdaderos padres de Gerwig), algo que ocurre al promediar la película y que funciona como un sucedáneo de descanso para la atareada Frances —extraña película ésta en que Sacramento es un lugar acogedor (puede que lo sea) y París un lugar indeseable. Al contrario del lugar común, el hogar y la familia representan un refugio donde se puede tomar un poco de aire para seguir viaje. Tampoco es un film sobre la falta de dinero o cómo conseguirlo. Frances es bailarina contemporánea, trabaja ad honorem en una compañía, pero está un poco grande para el canon requerido y sólo terminará, a regañadientes, con un puesto administrativo en ella. Como se ve, el film evita los lugares comunes de la mayoría de las producciones indies y no tanto. Lo que se puede destilar del periplo de Frances es un tema poco tratado en el cine: el de la amistad entre mujeres, y creo, es hasta ahora la película que más se acerca a mostrar ese tipo de vínculo. Se me ocurren dos ejemplos pertinentes: la excelente Damas en guerra (2011) de Paul Feig, pero que, partiendo del lugar común, traducía a lo femenino el bromance masculino de las comedias contemporáneas americanas; o la más lejana en el tiempo Career Girls (1997) de Mike Leigh, cuyo gran problema era que no podía evitar ser un ejercicio de nostalgia. Algún cinéfilo más enciclopédico seguramente encontrará otros ejemplos. Pero ninguna se acerca al centro de la naturaleza de este tipo de relación como la película de Noah Baumbach. No es que sea una superación (est)ética del tema ni nada parecido, ni es a lo que apunta el film. De hecho, involuntariamente, funciona como una 11