Chubasco en Primavera Nº 11 | Page 4

LA ESCAPADA autora: Anisa Camalez Para Osorio Ruiz hoy es un día especial. Se le- vanta más temprano y toma su tiempo para vestirse. Busca en el closet el traje negro a ra- yas que llevaba puesto el día que llegó a esa casa. Se pone una camisa blanca y el sweater de lana café que le regaló su hijo hace unos meses para su cumpleaños. Acaricia el abrigo beige que heredó de su padre. No hace frío pero se ve elegante con él así es que decide ponérselo. Desde que su querida Eugenia murió sólo tiene una corbata negra. Hoy le hubiera gustado ponerse una más colorida, porque se trata de un día para celebrar. me en la cama contigua. Se acerca a él y le acaricia la mejilla para despedirse. Sabe que él no se da cuenta, su mente ya lo abandonó y ahora sólo queda un cuerpo flaco, tullido y con escaras, no quiere terminar así. Antes de salir de la pieza se rocía la chaqueta con el agua de colonia inglesa que alguien le trajo de regalo y se echa al bolsillo el papel con la dirección de su hijo, por si olvida como llegar. Baja al comedor. Se sienta en una larga mesa que ya ocupan algunos de sus compañeros a quienes les han amarrado una gran servilleta alrededor del cuello. El se niega a usar esos baberos. En compañía de los hombres que comen en silencio, toma el último café con leche con sacarina y deja el trozo de pan con mermelada diet porque sabe que su próximo desayuno será con azúcar y una mermelada de verdad. Mira por última vez la habitación, las camas en hilera y recuerda el día que se llevaron su velador. Hicieron un escándalo porque había guardado dos plátanos y se le olvidó comér- selos. “Son órdenes de la dirección, se le pu- dre todo”, le dijeron. Ahora no tiene dónde poner la foto de Eugenia o la de sus nietos y sin las fotos a veces los rostros se le olvidan. El teme que llegue un día y no logre recordar, como le ocurrió a Ramiro, su amigo que duer- Camina hacia la salida y al pasar por la sala 4