Chubasco en Primavera Nº 10 | Page 3

De allí que el factor social, aportará los recursos para significar lo que se perdió. El resultado de este movimiento enlaza a los humanos con el único lazo posible: el lenguaje. Por esto es preciso que cada muerte o separación sea contabilizada, hablada, contada (numerada y relatada) para entrar en el lazo social con los semejantes. De este modo, empieza una recons- trucción del sujeto perdido y sobre él se edifican los cimientos que darán lugar a nuevas tramas subjetivas y sobre las cuales quedaran las marca de lo anterior. Pero también, cada duelo dejará algún resto desfigurado. Es decir, dejará un resto fallido, por estar montada sobre la función siempre errante de las palabras. Cuando esta función no se cumple, se ve dificultada o impedida, el sujeto no sólo no lograra te- jer en la malla significante lo que perdió, sino que incluso puede llegar a perderse él mismo. De este modo, se genera el ofrecimiento sacrificial de la vida misma, con el rostro de “accidentes”, golpes de angustia o pasajes al acto como el suicidio, los cuales nos hablan de la imposibilidad de significar lo perdido.