Chubasco en Primavera Nº 10 | Page 12

Noche de bodas

Todo está tan blanco en la sala. A Matilde la arreglan y se la pasan entre Mirta la peluquera, Inés la maquilladora y Sandra la amiga que la abraza y le dice que está quedando hermosa. A las tres las conoce hace años del“ Salón Estilista Mirta”, que en realidad es una peluquería con una piletita, y sobrevive gracias a sus clientas de siempre y la vitalidad de su dueña, que todos los días se despierta a las cuatro de la mañana para preparar todo y que“ las chicas” tengan las cosas limpias y listas y puedan charlar tranquilas, que por algo tiene el local. Cada vez que Sandra la abraza, ella repite( variando palabras y tonos) la frase“ Para qué estaremos haciendo todo esto de vuelta, no?”, y seguidito la ensayada respuesta de sus amigas“ Pero oíme negra, conseguiste un tipo que te quiere, y ahora otro ¿ De qué te quejas?” y se la lanza rodando a Mirta que ya tiene preparado el peine que buscaba entre la bolsa enorme de herramientas que alquiló para la ocasión y de las cuales solo sabe usar un cuarto. A lo lejos se oyen algunas notas en un piano, una digitación con algùn vals, un poco de Brahms. El sobrino nieto de Carlos es un profesional y casi entra al conjunto estable del Teatro Colón.------------------------------------------------- Entran unas notas por la rendija de la puerta que se olvidaron abierta, y deja espiar a un hombre con su hijo y una cerveza artesanal del sur, con dos vasos adyacentes que se vacían cuando ya está caliente. Hablan de todo menos de un tema. Lo vedado es tan obvio que se explicita. Se ríen y charlan y hablan de la vez esa que fuimos todos juntos al parque de la costa y Mariano casi se muere de miedo cuando estaba por subir a la montaña rusa más alta y lo consolaron y se subió, y todavía tiene la foto llorando y con una sonrisa de orejas y el brazo que se extiende como si estuviera en un potro y el otro que se oculta y vuelve a surgir la mano única con deditos llenos de grito. Es tan implícito que es una burla. Llega Tina, la nieta que trae un chocolate con menta para el abuelo Carlos, cuando entra, él oculta la cerveza y los vasos tras su pie, sus manos se llenan de pudor.-Papá, Tina ya tiene diecisiete, conoce más cervezas que los dos juntos. Si no te ofrezco es porque está caliente. Se ríen todos y lo colorado de los cachetes del que pronto volverá a ser marido se intensifica. Llora como su hijo en la montaña rusa y sabe que todo va a salir perfecto.------------------------------------------------- Señora Matilda Ricciart ¿ Acepta al señor Carlos Pitterullo …-Petterullo, padre-Bueno, al señor Carlos PettErullo como su legítimo esposo para amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe? Ella sonríe, puede verle los ojos vidriados y la memoria de su primer encuentro le contagia una sonrisa.-Si-Señor Carlos PettErullo, acepta a la señora Matilda Ricciart como su legítima esposa para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe? El llora muchísimo, se sabe feliz.-Si, acepto.