que cuando sienten algo, lo sienten de verdad, desde tremendos
odios hasta romances mágicos, dijo Olsdad, maravillado.
Después de un largo ritual de despedida, Juan soltó el cuerpo de
Skrítek y decidió continuar con la misión. Dejaron el cuerpo del gnomo
en la entrada de la puerta con la promesa de volver para sepultarlo de
manera digna. La puerta estaba sellada con chapas de hierro, sin
embargo Mirtle quemó sin mayor esfuerzo la puerta, derritiendo el
hierro para continuar con el trabajo. Al entrar por la puerta se
encontraron en un salón circular que tenía 25 puertas todas de distinta
calidad y construcción. Juan no sabía cómo iban a pasar, pero Olsdad
se acostó en el suelo pidiendo silencio. Apoyó la cabeza en el suelo,
acomodando una oreja contra el suelo. Luego de estar en esta
posición por 5 minutos determinó que debían entrar en una puerta que
parecía oxidada y gastada por la falta de uso. De una patada Juan
hecho la puerta abajo y descubrió que Osldad tenía razón por que
vieron a lo lejos una inmensa tropa de batalla conformada por
dragones, trolls y ogros. Juan, envuelto por la ira de la muerte de
Skrítek, estaba dispuesto a luchar a muerte contra estos monstros,
pero pacíficamente Olsdad le hizo saber que él tenía otra solución. El
gnomo se levantó su gorro y sacó una bolsa que decía
“DESENCANTANTE”.
Luego de sacar la bolsa Skiold, el otro gnomo explicó:
-Miren todos, la bolsa que tiene Olsdad, es un desencantante Fue un
polvo mágico creado por los gnomos hace siglos. Ese polvillo logra
desvanecer todo tipo de hechizos y encantos. Para eso, tomó aire y
continuó - Como todos sabemos, los dragones, trolls y ogros están
bajo un hechizo que los obliga a seguir las órdenes de las mouras, y
con este desencantante los sacaremos del trance para que se unan a
nuestra lucha- dijo entusiasmado
-Pero es muy poco. ¿Cómo lograremos desencantar a tantos
dragones y ogros, si el polvo es muy escaso?- refuto Juan
-Para eso necesitamos la ayuda de los genios del agua y tuya Juanreplico Olsdad - Pues bien, necesitamos que ustedes, genios- dijo
señalando a los seres del agua- diluyan el polvo con mucha agua,
porque sólo de esta manera alcanzará, perderá un poco su intensidad
pero el efecto durará cerca de una hora, que es justo lo que
necesitamos. Después tu Juan y el resto de nosotros nos
encargaremos de distraer a los monstruos mientras los genios le tiran
el desencantante.
-Hagámoslo de una vez. Se aventuró a decir Juan:
Sin hablar más Mirtle moldeó con fuego un trozo de metal de la puerta
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