C(h)arácter Vol 2 May-June 2013 | Page 93

-Necesitamos ir a una cueva a buscar a un amigo- respondió toscamente Osldad -¿A una cueva?, ¿A buscar a quién?- preguntó la moura con una mezcla de extrañez y jolgorio. -Sí, queremos ir a la cueva donde está el brujo Melquies, ¿Nos podrías llevar? -Bueno- replicó la moura sin pensar, totalmente absorta por la magia que irradiaban los expedicionarios dentro de la estrella . Caminaron por una ruta secreta, con túneles entre ríos y pasadizos dentro de inmensas montañas. Después de caminar cerca de media hora, llegaron a una salita con poca iluminación donde se encontraba una puerta grabada con runas extrañas. La puerta parecía abandonada, con mucho polvo sobre ella. La moura empezó a recitar unos versos en un lenguaje que ninguno de los siete comprendió, y mágicamente las runas escritas en la puerta se alumbraban como al rojo vivo, con un color rojo y amarillo. Las runas se fueron despegando de la puerta y cayendo al suelo. Todos miraban maravillados ese hechizo de la voz. Finalmente la puerta se abrió revelando todo un mundo excepcional; las paredes de la cueva estaban totalmente hechas de oro, había gigantescos castillos levantados bajo un helado río, pequeños gnomos trabajaban con el cuello y los pies atados, por gigantescos grilletes de piedra, a tubos de plata que se elevaban en frente de cada casa. Las mouras habían creado un sistema para que la luz del sol entrara a las cuevas, pero sin abrir la cueva en ningún lugar, tenían como una tela transparente que sostenía toda la energía solar. A lo largo de toda la mina había cientos de animales y árboles, cantando y riendo entre sí. Juan estaba perplejo, pero Skrítek le dejó claro que todas esas bellezas fueron robadas y que todo el reino estaba sufriendo a causa de que las mouras deseaban vivir con todos esos lujos. Juan entró en razón rápidamente y continuaron con la misión. La moura los dejó frente al río diciéndoles – "Hasta aquí les puedo ayudar deben seguir solos, el mago se encuentra en la prisión más profunda de la prisión submarina <>"-. Dicho esto, la moura se fue cantando dichosamente y los compañeros decidieron continuar, sin embargo había un problema ni los gnomos, Juan o Mirtle, la salamandra, podían vivir bajo el agua más de dos minutos. Rápidamente los genios u ondinas del agua que acompañaban la misión, crearon una burbuja en la cual introdujeron a los seres no acuáticos y en ella atravesaron el río entero. El viaje se le hizo tremendamente corto a Juan, que estaba maravillado por poder ver todo un reino bajo el agua, con mouras caminando, peces, algas, castillos y demás. Sin 93