C(h)arácter Vol 2 May-June 2013 | Page 92

C(H)ARÁCTER tamaños y formas. En el centro de la plazoleta había cinco seres de todas las clases. Juan y Skrítek entraron y fueron cálidamente bienvenidos por las formas de vida que se encontraban allí. Skrítek los presentó; había una salamandra roja con manchas negras, proveniente del reino del fuego que se llamaba Mirtle; dos genios del agua que no quisieron presentar su nombre; tres gnomos entre los cuales se encontraba Skrítek, Skiold y Olsdad; y finalmente, Juan. Olsdad parecía, a simple vista, más anciano que los demás gnomos y explico elocuentemente el plan. Contó que en la noche de San Juan (¡que era la noche de ese mismo día!), las mouras salían de sus minas en busca de gnomos para esclavizar, dragones para hechizar o algo de la misma índole. Luego Skiold agregó: <>. Luego explicó que había una compleja ceremonia para encantar a las mouras. El ritual consistía en que cada uno de los compañeros, tomara una vara de sauco y trazaran entre todos una estrella de un tamaño en el cual los siete lograram entrar sin problemas. Después deberían sentarse en la estrella y leer durante toda la noche un libro llamado el “Cipranillo”. Skrítek explicó que la mística unión de los seres de los 4 reinos, la lectura del Cipranillo,- que era un libro de magia y religión-, y la estrella que transmitía la energía de la luna llena, lograrían encantar a alguna moura que estuviera en el rango y, teniéndola allí le podrían pedir lo que quisieran. La ceremonia transcurrió sin percance. Cada quien leía cerca de 50 páginas seguidas del cipranillo y mientras los otros leían, Juan permanecía totalmente inmóvil, sentado con seriedad marcial observando la luna, que por casualidad estaba llena y se reflejaba en los ojos de Juan, logrando que él sintiera algo parecido a un cosquilleo. Juan sentía como a causa de la energía de sus compañeros de todos los reinos, lo vitalizaba y l o hacía sentir fuerte, invencible y en conexión con todos los universos y reinos. Mirtle fue la última en leer y cuando acabó la palabra final, escucharon pasos entre los árboles. Sin hacerse esperar, una moura, aparentemente joven, se acercó a la estrella observándola como maravillada. Jugando con sus extensos rizos dorados, preguntó con una voz hermosa y delicada: -Buenas tardes viajeros, ¿En qué les puedo ayudar? 92