C(h)arácter Vol 2 May-June 2013 | Page 88

C(H)ARÁCTER Observaba tristemente a sus primos y hermanos practicando fútbol, repletos de barro, pero con una sonrisa que denotaba una alegría sin medida. De igual manera, veía a sus padres poniéndose al corriente con los abuelos, hablando de política, del miedo a la guerrilla y demás; el encuentro familiar contentaba a todos, a todos menos a él, que estaba solo en su gigantesca, y nostálgicamente solitaria habitación. Leyendo poco a poco se fue haciendo de noche, y a la par, Juan se fue quedando dormido con lágrimas en los ojos, mientras escuchaba levemente quejas de sus padres, pues enfrentamientos entre guerrilleros y militares habían dejado centen ares de muertos; que habían asesinado a un allegado de la familia por robarle un celular en la calle y que el gobierno estaba destruyendo el país entero. También veía en la habitación de al lado a sus primos y a sus hermanos bebiendo chocolate caliente y poniéndose al día de los partidos de fútbol, el colegio y las chicas que les gustaban. Mientras lentamente se le cerraban los ojos, se sintió observado desde afuera; corrió rápidamente a la ventana y descubrió que estaba ligeramente empañada, como si alguien estuviera respirando con la cara apoyada en ella. Abrió la ventana y sacó la cabeza a ver si descubría al mirón, pero todo estaba igual: algunos sapos a un lado, un perro durmiendo y el gnomo que supuestamente cuidaba la finca. A Juan se le ocurrió ocultar un gran balde circular en el techo de la casa y amarrarlo a una larga cuerda de nylon, que al otro extremo quedara al alcance de su mano, por si volvía el observador. Volvió a leer con la concentración dividida entre su maravilloso libro de cuentos fantásticos y la ventana. Como por coincidencia Juan empezó a leer un capítulo sobre gnomos, decía que “los gnomos son enanos fantásticos del reino de la Tierra, en cuyas entrañas moran, trabajando en minas, custodiando tesoros subterráneos y cuidando de los metales y piedras preciosas“ y al pie de la explicación había una imagen de un pequeño gnomo. Juan se sorprendía al ver que era similar al gnomo que cuidaba la finca; con gorro rojo puntiagudo, túnica azul hasta las rodillas, y un pantalón verde bastante ajustado. 88 Con los ojos entre cerrados por la sorpresa escuchó como si algo se deslizara en la ventana de su habitación. Intento mirar lentamente sin llamar la atención y logró ver una pequeña cabeza adornada con un puntiagudo gorro rojo. Haló rápidamente del nylon y el balde cayó de sopetón. Angustiado y entusiasmado Juan corrió fuera de su habitación a recoger el contenido del balde, y su boca formó una gigantesca sonrisa al ver que el gnomo cuidador no se encontraba en la entrada, ¡había desaparecido! Fue alegre al balde, que se