C(h)arácter Vol 2 May-June 2013 | Page 113

DONDE HAY HUMO HUBO VIDA JUAN DIEGO PALACIOS Décimo Grado. Uno de los autores predilectos de Juan Diego es el escritor norteamericano Charles Bukowski, en especial su libro "Peleando a la contra". Sus actividades favoritas son tocar la guitarra, leer y cocinar. Otro día amanecía en Poitiers, Francia y la misma mano soportaba la misma cara aburrida de Emile. Corría el año 2007, y él casi no lo podía alcanzar. Mirando por la ventana, observaba con deleite, las miles de personas que pasaban de un lado a otro. Pero había unas en especial, que le llamaban la atención. Eran las personas que sonreían, las que atrapaban la vista de Emile Chaillot. Parecían tener una felicidad casi palpable, y pasaba horas en vela pensando en cómo obtener esas sonrisas, para que él pudiera, de la misma manera; sonreír. Revolcándose en la cama, gritaba y fumaba, se hería y se deprimía. Creía que nunca nadie podría estar tan solo como él. Mientras mira ba, se le ocurrió una idea brillante. Atraparía la esencia de las personas, con el calor de la hospitalidad. A todos los sonrientes, los invitaría a pasar, y obtendría su vida tras una charla, junto a la chimenea; muy cerca. Convencido por su soledad, salió a la calle, y esperó al primer afortunado, quien se sorprendería por su inesperada ternura. Emile Chaillot era un hombre francés de 33 años. Tenía los ojos cansados de tantas noches en vela, ojos que cargaban dos bolsas de piel opaca. Su nariz, víctima de la implacable violencia humana, se retorcía cada día que su dueño la exponía a sus locuras. Su boca, con dientes negros y algunos pigmentos amarillos, traían el sabor del tabaco. Sus labios, secos de tanta sed, se confundían con su piel llena de manchas, cicatrices y protuberancias. Y esta a su vez, se perdía en la sucia cabeza calva, que terminaba en el punto más alto de su cuerpo para dar inicio, a una serie de mechones mal cortados, que le daban una apariencia muy desagradable al sujeto. Tenía una barba mal cuidada y un bigote adolescente. Sus uñas amarillas y largas eran la morada de bichos y gusanos que se confundían con la tierra que guardaba en ellas. Además, unas manos frías y grandes, con dedos desproporcionadamente delgados. Un par de 11 3