cortos . Mencionó Giba, atentamente
-Pero cuéntame
capciosamente
¿Qué será lo que encontraremos allí?- Mencionó Ogiba,
-Tranquilo ya lo verás tu mismo - Pronunció Giba, poéticamente
Día de Selene y Endimión, el primero
Despertaron ambos. El clima era terriblemente frío, pero esto no impidió gastar un
poco de energía para producir comida artificial directo de las entrañas de Giba.
Mientras tanto, comiendo, Giba se dirigió a su amigo humano y le dijo:
-Verás hace tiempo, cuando mi imperio era joven y la vida era efímera para cada
una de las personas y seres, pasó algo maravilloso. En un planeta
aproximadamente a siete mega dúplex del mío, nació una criatura llamada Selene.
Había nacido en el lugar más bello y romántico de su planeta. Los reyes de cada
región le regalaron algo en total eran tres de ellos: el primero le obsequió un
corazón, el cual nadie más en aquel lugar poseía y le dijo “Cuídalo bien, porque
con esto enterrarás a cualquiera el agudo aguijón del amor ”; el segundo, le
concedió un alma y un espíritu, los cuales tampoco nadie poseía, y le dijo:
“Cuídalos bien, pues si no los usas bien, podrás rebajar a nada a cualquier triste
ser ”; y finalmente, el tercero se le acercó, y sin nada en las manos se arrodilló
frente a su tierna cuna. Entonces, levantando su cabeza, sonrió no hizo nada
más. Le regaló una sonrisa y le dijo: “Te doy esto, porque con esta arma poderosa
que pocos tienen, podrás darle un momento de vida más a cualquier persona y
ser, en el universo; porque ya nadie sonríe porque la gente piensa que ya todo
está perdido ”. A continuación, el frágil bebé distrajo al público con una bella y
hermosa sonrisa los soldados, echados a carcajadas, aferraron al pobre rey,
pues era el más humilde de todos. Incluso vestía sólo unos sucios trapos. Lo
llevaron a un troncó que yacía cerca. Lo acostaron para su decapitación, ya que
pensaban que todo esto había sido un burla, y a continuación, le pidieron sus
últimas palabras y él dijo: “No soy rey de nadie, ya que es indebido. Sólo y
únicamente soy rey de mí mismo, y por esto ahora sé decir, adiós” Sonrió y lloró,
mientras miraba al bebé, y éste respondió igual a continuación, toda la gente
presente estaba sonriendo y, el viejo y sucio rey miró más atentamente al bebé y
dijo: “¿Ves? Lo he logrado” fue decapitado en el instante y lo único que quedó
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