C(h)arácter Vol 1 March-April 2013 | Page 57

-Ecuador ya llegamos. Te dije que podía hacer cosas fuera de lo humanamente cotidiano estamos moderadamente cerca de la ciudad de Cuenca debemos caminar unos treinta minutos entre la oscuridad para que no seamos detectados por los soldados de Arragmed - Dijo de forma cómica y preocupada a la vez El hombre, aturdido por la situación, asintió con la cabeza y, sin esperar, emprendieron marcha... Durante el camino, el hombre estuvo preguntándole muchas cosas a la criatura, y ella amablemente le respondía. El campo era verde y montañoso. A lo lejos se podía apreciar la luna, lindísima, como expresando un poema de locos; como desinflándose en aquella temible oscuridad Cuando tantos sentimientos fueron fusionados y moldeados en el ser del pobre hombre, le preguntó a la criatura cómo debían llamarse entre sí mismos. Al final de un exhaustivo debate en el cual, más de un millón de nombres fueron expuestos, se llegó a la conclusión la criatura sería llamada Giba, y el hombre, Ogiba. Puede que sean nombres que superficialmente sean un poco extraños, pero la verdad, Giba los había extraído de una bella historia, la cual anteriormente le había contado a Ogiba, también en un sueño. La historia era esta: “En los tiempos bellos, esos tiempos de antaño, en los que los reyes eran buenos y los príncipes iban elegantes por sus princesas. En ésos días hermosos fue cuando ocurrió esta historia Giba y Ogiba, dos hermanos de sangre, los cuales habían nacido diferentes. Su madre y padre eran humanos, pero ellos, Giba era una criatura extraña de cuatro piernas y más de veintinueve ojos; y en tanto a Ogiba, era un híbrido extraño y pequeño, de piel blanca y que estaba acurrucado, al cual los huesos le sobresalían por la piel Por sus defectos fueron expulsados del reino, desterrados de todos los lugares, excepto del infierno, del mismísimo tártaro, el rey y sus tropas los separaron, ambos fueron entregados a distintas criaturas extrañas igual que ellos, que venían a visitar la tierra de vez en cuando. Después de muchos años, ellos seguían acordándose el uno al otro, entonces como si los hubiera llamado alguien, ambos volvieron a la tierra, y se encontraron, allí, en la horriblemente bella cueva en la cual habían nacido y, felices, se abrazaron, y de repente, el uno le dijo al otro: “No importa quién seas, si mi hermano o mi empleado, si mi padre o mi Dios, lo que importa es que estamos aquí, y aquí seguiremos estando, porque aunque seamos lo mas distinto del universo hay algo que nos une, la pasión, la vida, y el amor ” Los dos compañeros, s Vw\:??6???F?V?G&WFV??F?2?7V?F?FR&WV?FR??FWG,:2FR :?6R :&&???6R&V6?;2 :????Sp??