CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATES | Page 76

—¡Salvadla! —gritó la señora Salt—. ¡Veruca! ¡Vuelve aquí! ¿Qué le están haciendo? —Están probándola para ver si es una mala nuez —dijo el señor Wonka—. Observen. Veruca se defendía furiosamente, pero las ardillas la sujetaban con fuerza y la niña no podía moverse. La ardilla que estaba posada en su hombro seguía golpeándole la cabeza con los nudillos. Entonces, súbitamente, las ardillas tiraron al suelo a Veruca y empezaron a transportarla a través de la habitación. —Dios mío, es una mala nuez después de todo—dijo el señor Wonka—. Su cabeza debe haber sonado a hueco. Veruca gritaba y pataleaba, pero esto no sirvió de nada. Las diminutas patitas la sujetaban muy bien, y la niña no podía escapar. —¿Dónde la llevan? —chilló la señora Salt. —La llevan adonde van todas las nueces que están malas —dijo el señor Willy Wonka—. Al pozo de los desperdicios. —¡Dios mío, es verdad! —dijo el señor— Salt, mirando a su hija a través de la puerta de cristal. —¡Salvadla entonces! —gritó la señora Salt. —Demasiado tarde —dijo el señor Wonka—. Ya se ha ido. —¿Pero a donde? —chilló la señora Salt, agitando los brazos—. ¿Qué ocurre con las nueces malas? ¿A dónde conduce ese vertedero? —Ese vertedero en particular conduce directamente al tubo principal de desperdicios que recoge la basura