CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATES | Page 56

18 Por el río de chocolate —¡Allá vamos! —gritó el señor Wonka—. ¡Daos prisa todo el mundo! ¡Seguidme a la próxima sección! Y, por, favor, no os preocupéis por Augustus Gloop. Ya saldrá con la colada. Todos acaban por salir. ¡Tendremos que hacer la próxima etapa del viaje en barco! ¡Aquí viene! ¡Mirad! Una vaporosa neblina se levantaba ahora del río de chocolate caliente, y de la neblina surgió súbitamente un fantástico barco de color rosa. Era un gran barco de remo con una alta proa y una alta popa (como un antiguo barco vikingo), y de un color rosa tan brillante, tan fulgurante y vistoso, que parecía estar hecho de cristal. Había muchos remos a ambos lados de la nave, y a medida que ésta se fue acercando, los observadores de la orilla pudieron ver que los remos eran accionados por grupos de Oompa-Loompas —al menos diez de ellos por cada remo. —¡Este es mi yate privado! —exclamó el señor Wonka, sonriendo de placer—. ¡Lo he Construido vaciando un enorme caramelo de fresa! ¿No es hermoso? ¡Mirad cómo navega por el río! El brillante barco de caramelo de fresa se deslizó hasta detenerse en la orilla del río. Cien Oompa-Loompas se apoyaron sobre sus remos y contemplaron a los visitantes. Entonces, de pronto, por razones sólo conocidas por ellos mismos, estallaron en grandes carcajadas. —¿Por qué se ríen? —preguntó Violet Beauregarde. —¡Oh, no os preocupéis por ellos! —exclamó el señor Wonka—. ¡Siempre se están riendo! ¡Creen que todo es una broma colosal! ¡Subid al barco! ¡Vamos! ¡De prisa!