CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATES | Page 41

14 El señor Willy Wonka El señor Wonka estaba totalmente solo, del otro lado de los portones de la fábrica. Llevaba en la cabeza una chistera negra. -Llevaba un frac de hermoso terciopelo color ciruela. Sus pantalones eran verde botella. Sus guantes eran de color gris perla. Y en su mano llevaba un fino bastón con un mango de oro. Una pequeña y cuidada barba puntiaguda le recubría el mentón. Y sus ojos, sus ojos eran maravillosamente brillantes. Parecían estar destellando todo el tiempo. Toda su cara, en realidad, resplandencía con una risueña alegría. ¡Y qué inteligente parecía! ¡Qué sagaz, agudo y lleno de vida! Hacía todo el tiempo pequeños movimientos rápidos con la cabeza, inclinándola a uno y otro lado, y observándolo todo con aquellos ojos brillantes. Era como una ardilla por la rapidez de sus movimientos, como una astuta ardillita del parque. De pronto, improvisó un pequeño baile saltando sobre la nieve, abrió los brazos, sonrió a los cinco niños que se agrupaban junto a los portones y dijo en voz alta: —¡Bienvenidos, amiguitos! ¡Bienvenidos a la fábrica! Su voz era aguda y aflautada. —Entrad de uno en uno, por favor —dijo—, y traed a vuestros padres. Luego enseñadme vuestros Billetes Dorados y decidme vuestros nombres. ¿Quién es el primero? El niño gordo dio un paso adelante. —Yo soy Augustus Gloop —dijo. —¡Augustus! —exclamó el señor Wonka, cogiéndole de la mano y estrechándosela con una fuerza