antes de comérselas, y mirándome con ternura desde el fondo de los adornos de su cofia
de dormir.
-Y bien, Trot - me dijo-, ¿has pensado en mi proposición de hacerte procurador, o
todavía no has tenido tiempo?
-He pensado mucho, tía, y he hablado mucho de ello con Steerforth. Me encanta la idea.
-Vamos -dijo mi tía-, me alegro mucho.
-Sólo veo una dificultad, tía.
-¿Cuál, Trot?
-Quería preguntarle si mi admisión en el Tribunal de Doctores, que según creo se
compone de un número muy limitado de miembros, no será exageradamente cara.
-Sí es muy caro. Para que te hagas una idea son mil libras justas.
-¿Ve