Charles Dickens | Page 188

Nunca he reído y llorado en toda mi vida, puedo decirlo, ni aun con ella, más francamente que aquella mañana. -¡Barkis se va a poner más contento! -dijo Peggotty enjugándose los ojos con el delantal; esto va a sentarle mejor que todas sus cataplasmas y sus fricciones. ¿Puedo ir a decirle que estás aquí? Y subirás a verle, querido mío. -Naturalmente. Pero Peggotty no podía salir de la habitación, pues cada vez que se acercaba a la puerta se volvía a mirarme y volvía