-Tampoco sabía que lo tuviera usted; se lo aseguro -añadió míster Wick field.
-Lo he adoptado ---dijo mi tía con un gesto que indicaba que le importaba muy poco lo
que sabía o dejaba de saber-, y lo he traído para meterlo en un colegio donde esté bien
cuidado y le enseñen bien. Quería que me dijera usted dónde podría encontrar ese
colegio, y que me diera todos los datos necesarios.
-Antes de aventurarme a aconsejarla, permítame. Ya sabe usted mi vieja pregunta para
todas las cosas: ¿Cuál es su verdadero objeto?
-¡El diablo lleve a este hombre! Siempre quiere buscar motivos ocultos cuando están a
la vista. Lo único que quiero es hacer a este niño feliz y que aprenda.
-Yo creo que debe haber algún otro motivo -dijo mister Wickfield moviendo la cabeza
y sonriendo con incredulidad.
-¿Otro motivo? -replicó mi tía-. Usted tiene la pretensión de obrar con transparencia en