probabilidad de su partida. Se alojaron en la casa en que yo vivía durante una semana, y
cuando expiró el plazo pensaban partir para Plimouth. El mismo míster Micawber fue al
almacén aquella tarde para anunciar a míster Quinion que su marcha le obligaba a
renunciar a mi compañía y para decirle de mí, según creo, todo el bien que merecía. En
vista de esto, mister Quinion llamó a Tipp el carretero, que estaba casado y tenía una
habitación para alquilar, y la tomó para mí. Debió de tener sus razones para creer que era
con nuestro mutuo consentimiento, aunque yo no dije nada; pero mi resolución estaba
tomada.
Pasé las veladas con míster y mistress Micawber durante el tiempo que nos quedaba
todavía por vivir bajo el mismo techo, y creo que nuestra amistad aumentaba a medida
que el momento de nuestra separación se aproximaba.
El último domingo me invitaron a comer y tomamos un trozo de cerdo fresco con salsa
picante y un pudding. Yo había comprado la víspera un caballo de madera pintado para
regalárselo al pequeño Wilkins Micawber y una muñeca para la pequeña Emma; también
di un chelín a la huérfana, que perdía su colocación.
Pasamos un día muy agradable, aunque todos estábamos conmovidos pensando en la
separación.
-Copperfield: nunca podré recordar las dificultades de Micawber sin pensar en usted.
Usted se ha portado siempre con nosotros de la manera más delicada y más de agradecer.
Usted no ha sido un huésped: ha sido un amigo.
-Querida mía -dijo su marido- : Copperfield time un corazón sensible a las desgracias de
los demás, una cabeza capaz de razonar y unas manos... En resumen: un talento incomparable para sacar provecho de todo aquello de que se puede prescindir.
Expresé mi reconocimiento por aquel cumplido, y dije que estaba muy triste por tener
que separarme de ellos.
-Querido amigo --dijo mister Micawber-: yo soy mayor que usted y tengo alguna
experiencia en la vida y en... En una palabra: en dificultades de todas clases, para hablar
de un modo general. Por el momento, y hasta que surja algo (lo que espero siempre) no le
puedo ofrecer otra cosa que mis consejos; sin embargo, creo que valen la pena de ser escuchados, sobre todo... En una palabra: porque yo nunca los he seguido... y que...
Aquí mister Micawber, que sonreía y me miraba con expresión radiante, se detuvo
frunciendo las cejas, y prosiguió:
-Y usted ve lo desgraciado que soy.
-Mi querido Micawber -exclamó su mujer.
-Digo -replicó mister Micawber, sin preocuparse de sí mismo y sonriendo de nuevo- lo
desgraciado que he sido. Mi consejo es este: < Nunca dejes para mañana lo que pue das
hacer hoy» . Demorar cualquier cosa es un robo hecho al tiempo. ¡Hay que aprenderlo!
-Era la máxima de mi pobre papá -dijo mistress Micawber.
-Querida mía -dijo él- tu papá era un hombre muy bueno, y Dios me libre de querer
rebajarlo; es más, hasta es probable... que.... en una palabra, jamás conoceremos a un
hombre de su edad que tenga los pantalones tan bien puestos y que sea capaz de leer una
letra tan pequeña sin anteojos; pero él aplicó esta máxima a nuestro matrimonio, querida
mía, con tal premura, que todavía no me he repuesto de aquel gasto precipitado.
Míster Micawber lanzó una ojeada a su señora y añadió:
-No es que me pese, al contrario, amor mío.
Después de lo cual guardó silencio durante un momento.
-Mi segundo consejo, Copperfield, ya lo conoce usted: renta anual de veinte libras,
gasto anual de diecinueve; resultado, felicidad. Renta anual de veinte libras, gasto anual