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Introducción

Los acuerdos mega regionales, definidos por Rosales y Herreros (2014), están estableciendo nuevas normas de juego en el comercio internacional y su alcance va más allá de la eliminación o desgravación de aranceles; a tal punto que incluso podrían impactar en las cadenas de valor de las industrias o en las legislaciones de los países que participen en estas negociaciones.

Por su carácter mega regional, el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) reconfigura la forma de hacer negocios, debido a que en sus negociaciones se han incluido aspectos de OMC-plus y de OMC-X, los cuales se refieren a cuestiones que trascienden a aquellos normados por la OMC y a otros que este organismo internacional aún no ha normado para el comercio internacional de bienes y servicios.

En las negociaciones participaron 12 países que aglutinan el 40% (porcentaje consensuado por diversos autores en toda la literatura consultada respecto al tema) del comercio mundial y cuya característica común es que tienen salida hacia el Océano Pacífico: Estados Unidos, Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

Entre estos países, hay algunos que forman parte de grupos geopolíticos y económicos muy importantes en el comercio mundial como los BRICS, el N-11, la Alianza del Pacífico, entre otros. Así, Ip (2015) certeramente afirma que la “lógica económica raramente es la principal razón detrás de un acuerdo de libre comercio.”

Aunque El Salvador no fue parte de las negociaciones de este tratado, esto no quiere decir que no se verá afectado por las mismas. En ese sentido, su principal impacto para el país está relacionado con las normas de origen establecidas en los tratados de libre comercio para los productos textiles y prendas de vestir. Esto se debe a que el 76% de las exportaciones del país tienen como destino Estados Unidos (Cámara de la Industria Textil Confección y Zona Franca, 2015).

En El Salvador, el sector textil y confección está agremiado en la Cámara de la Industria Textil Confección y Zona Franca de El Salvador [CAMTEX], que representa el 4% del PIB. Para 2014, el sector exportó $2,403 millones, $9 millones más que el año anterior. Hasta abril 2015, se habían exportado $792 millones, un 3% más que el año anterior para el mismo período (CAMTEX, 2015).

El sector textil y confección se han posicionado internacionalmente a partir de la inserción en las cadenas de producción mundial, en nichos de mercado y en productos de tirajes cortos. Lo anterior se debe a la entrada en vigor del CAFTA-DR en 2006, que ha incentivado la modalidad del paquete completo y ha logrado posicionar a El Salvador como uno de los 10 principales proveedores de prendas confeccionadas de Estados Unidos.

Bajo esa modalidad de paquete completo, dentro de la cual se encuentra el clúster de sintéticos, se exportó el 66% del total del sector, es decir $1,582 millones.

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