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Métodos de enseñanza
En ellas se destaca cómo las expectativas negativas acerca de lo
que los alunmos pueden o de la imagen que nos formemos de
alguien, determinan los resultados que se obtengan y, también, su
propia evolución (Meirieu, 1998).
Por ello, cualquiera de estos métodos requiere una efectiva
confianza en las posibilidades de los alumnos para enfrentar las
dificultades del crecimiento, las transiciones en su desarrollo
personal, mejorando los procesos y productos de aprendizaje.
Entre ellos (Hargreaves & otros, 2000, pág. 37):
• Adaptarse a profundos cambios físicos, intelectuales,
sociales y emocionales.
• Desarrollar un concepto positivo de sí mismos.
• Experimentar y crecer hasta conseguir su independencia.
• Desarrollar un concepto de identidad y de valores per-
sonales y sociales.
• Experimentar la aceptación social, la identificación y el
afecto entre sus iguales de ambos sexos.
• Desarrollar enfoques positivos con respecto a la sexua-
lidad, que incluyan y valoren la consideración, el placer, la
emoción y el deseo en el contexto de relaciones afectivas y
responsables.
• Ser plenamente conscientes del mundo social y político
que los rodea, así como de su habilidad para afrontarlo y
de su capacidad para responder de forma constructiva al
mismo.
• Establecer relaciones con adultos, en las que puedan tener
lugar dichos procesos de crecimiento.
Método basado en fortalezas
El método basado en fortalezas se construye a partir de las
teorías del empoderamiento (Saleebey, 1997) que implica la
construcción del poder de las personas y los grupos como pilar
para la mejora de su participación, de su estima y de la búsqueda
de cambios en sí mismos y en el entorno.
7 Méloiios puní f¡ desarrollo personal
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Los jóvenes son entendidos como sujetos con talentos, recursos
y estrategias personales, así como con capacidad de resistencia
para hacer frente a las dificultades. Esta perspectiva se traduce en
la consolidación de los puntos fuertes de los grupos, como
palancas de cambio y desarrollo. Con ello, se enfatizan las
posibilidades para la elección, el control, el compromiso de los
estudiantes, apuntando a un desarrollo personal.
El método enfatiza el reconocimiento de las fortalezas de los
estudiantes y la definición de los valores, y es particularmente
efectivo en los casos en que es necesario:
• Superar los etiquetamientos escolares y sociales.
• Generar la autoconfianza y la autovaloración.
• Fortalecer el auto-control del desarrollo y las decisiones de los
grupos.
Desde esta perspectiva, se concibe a los jóvenes como actores
del cambio y no como problema. No se trata de pasar por alto las
dificultades e inquietudes, sino de colocarlas en la perspectiva de
todo aquello que cada individuo pueda hacer, creando opciones
positivas.
El profesor modela, enseña y evalúa los puntos fuertes de los
jóvenes para descubrir su singularidad, comprendiendo el punto de
vista de los estudiantes, sus dificultades, el significado de la
situación y las oportunidades que brinda. En especial, se centra en
reforzar sus fortalezas, recursos y sus - maneras de hacer frente a
las situaciones difíciles, analizando en conjunto una gama de
opciones y soluciones.
La intención educativa es favorecer que la persona reafirme y
desarrolle sus valores y compromisos, y se integre a una
comunidad positivamente. Para ello la desafía a través del
cuestionamiento: claves sobre lo que está funcionando o no,
franqueza y diálogo, aceptación de su singularidad, valoración de
ios puntos fuertes de los jóvenes.
La secuencia metodológica es adaptable a distintos grupos de
alumnos y especialmente útil para ayudar a superar la inseguridad
personal o en las relaciones del grupo, las exigencias escolares o
académicas; supone un proceso básico: