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158 Métodos de enseñanza En ellas se destaca cómo las expectativas negativas acerca de lo que los alunmos pueden o de la imagen que nos formemos de alguien, determinan los resultados que se obtengan y, también, su propia evolución (Meirieu, 1998). Por ello, cualquiera de estos métodos requiere una efectiva confianza en las posibilidades de los alumnos para enfrentar las dificultades del crecimiento, las transiciones en su desarrollo personal, mejorando los procesos y productos de aprendizaje. Entre ellos (Hargreaves & otros, 2000, pág. 37): • Adaptarse a profundos cambios físicos, intelectuales, sociales y emocionales. • Desarrollar un concepto positivo de sí mismos. • Experimentar y crecer hasta conseguir su independencia. • Desarrollar un concepto de identidad y de valores per- sonales y sociales. • Experimentar la aceptación social, la identificación y el afecto entre sus iguales de ambos sexos. • Desarrollar enfoques positivos con respecto a la sexua- lidad, que incluyan y valoren la consideración, el placer, la emoción y el deseo en el contexto de relaciones afectivas y responsables. • Ser plenamente conscientes del mundo social y político que los rodea, así como de su habilidad para afrontarlo y de su capacidad para responder de forma constructiva al mismo. • Establecer relaciones con adultos, en las que puedan tener lugar dichos procesos de crecimiento. Método basado en fortalezas El método basado en fortalezas se construye a partir de las teorías del empoderamiento (Saleebey, 1997) que implica la construcción del poder de las personas y los grupos como pilar para la mejora de su participación, de su estima y de la búsqueda de cambios en sí mismos y en el entorno. 7 Méloiios puní f¡ desarrollo personal 159 Los jóvenes son entendidos como sujetos con talentos, recursos y estrategias personales, así como con capacidad de resistencia para hacer frente a las dificultades. Esta perspectiva se traduce en la consolidación de los puntos fuertes de los grupos, como palancas de cambio y desarrollo. Con ello, se enfatizan las posibilidades para la elección, el control, el compromiso de los estudiantes, apuntando a un desarrollo personal. El método enfatiza el reconocimiento de las fortalezas de los estudiantes y la definición de los valores, y es particularmente efectivo en los casos en que es necesario: • Superar los etiquetamientos escolares y sociales. • Generar la autoconfianza y la autovaloración. • Fortalecer el auto-control del desarrollo y las decisiones de los grupos. Desde esta perspectiva, se concibe a los jóvenes como actores del cambio y no como problema. No se trata de pasar por alto las dificultades e inquietudes, sino de colocarlas en la perspectiva de todo aquello que cada individuo pueda hacer, creando opciones positivas. El profesor modela, enseña y evalúa los puntos fuertes de los jóvenes para descubrir su singularidad, comprendiendo el punto de vista de los estudiantes, sus dificultades, el significado de la situación y las oportunidades que brinda. En especial, se centra en reforzar sus fortalezas, recursos y sus - maneras de hacer frente a las situaciones difíciles, analizando en conjunto una gama de opciones y soluciones. La intención educativa es favorecer que la persona reafirme y desarrolle sus valores y compromisos, y se integre a una comunidad positivamente. Para ello la desafía a través del cuestionamiento: claves sobre lo que está funcionando o no, franqueza y diálogo, aceptación de su singularidad, valoración de ios puntos fuertes de los jóvenes. La secuencia metodológica es adaptable a distintos grupos de alumnos y especialmente útil para ayudar a superar la inseguridad personal o en las relaciones del grupo, las exigencias escolares o académicas; supone un proceso básico: