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Métodos de enseñanza
preguntas no deben confundirse con un "intenx>ga torio" informa-
tivo, ni con la pregunta superficial (para amenizar o llamar la aten-
ción del otro), ni con el cuestionario evaluador {para controlar qué
sabe el otro), utilizadas con frecuencia en los ambientes escolares.
Nos referimos a la pregunta reflexiva que se asienta en la curiosidad,
el asombro, la búsqueda de explicación y comprensión.
La pregunta puede surgir de quien aprende (y el maestro la
aprovecha) o partir del maestro provocando el proceso reflexivo.
En el siguiente caso, un diálogo reflexivo entre padre e hija:
Hija: Papá, ¿por qué se revuelven las cosas?
Padre: ¿Qué quieres decir?, ¿cosas?, ¿revolverse?
H: Bueno, la gente gasta mucho tiempo arreglando cosas, pero
nunca se la ve gastar tiempo revolviéndolas. Las cosas
parecen revolverse por sí mismas. Y entonces la gente tiene
que arreglarlas otra vez.
P: ¿Pero las cosas también se revuelven si tú no las tocas?
H: No, si nadie me las toca. Pero si tú me las tocas, o si al-
guna otra persona las toca, se revuelven, y el revoltijo es
peor si no soy yo la que las toca.
P: Sí, por eso no te dejo tocar las cosas de mi escritorio. Por-
que el revoltijo de mis cosas es peor si las toca alguien
que no soy yo.
H: ¿Entonces la gente siempre revuelve las cosas de los
otros? ¿Por qué lo hacen, papá?
P: Bueno, espera un poco. No es tan sencillo. Ante todo, ¿a
qué llamas revoltijo?
H: Cuando... cuando no puedo encontrar las cosas y todo
parece revuelto. Lo que sucede cuando nada está en su
lugar...
P: Bueno, pero ¿estás segura que llamas revoltijo a lo mismo
que cualquier otra persona llamaría así?
H: Pero papá, estoy segura... porque no soy una persona muy or-
denada y si yo digo que las cosas están revueltas, estoy segura
que otra persona estará de acuerdo conmigo.
P: Muy bien, ¿pero estás segura de que llamas "arreglado" a
lo que otras personas llamarían así? Cuando tu mamá
arregla tus cosas, ¿sabes dónde encontrarlas?
H: A veces, porque yo sé dónde ella pone las cosas cuando
ordena.
4 Métodos para la asimihcióu de conocimientos y el desarrollo cognitii^o
P:
H:
P:
H:
P:
H:
P:
H
:
P:
H:
P:
H:
P:
H:
P:
H:
P:
H
P:
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Es cierto, yo también trato de evitar que arregle mi es-
critorio. Estoy seguro de que ella y yo no entendemos lo
mismo por "arreglado".
Papá, ¿te parece que tú y yo entendemos lo mismo por
"arreglado"?
Lo dudo, querida, lo dudo.
Pero papá, ¿no es raro que todos quieran decir lo mismo
cuando dicen "revuelto" y cada uno diga algo diferente
cuando dice "arreglado"?
Porque "arreglado" es lo opuesto a "revuelto", ¿no?
Estamos entrando en preguntas más difíciles. Comencemos
de nuevo desde el principio. Tú dijiste: ¿Por qué siempre se
revuelven las cosas? Ahora, hemos dado uno o dos pasos
más... y cambiamos la pregunta: ¿Por qué las cosas se ponen
en un estado que Caty llama "no arregladas"? ¿Te das
aien-ta por qué quiero hacer el cambio?
Me parece que sí... porque si yo le doy un significado
especial a "arreglado", entonces los "arreglos" de otras
personas me parecerían revoltijos a mí, aunque estemos
de acuerdo en la mayor parte de lo que llamamos "re-
voltijos"...
Efectivamente. Veamos ahora qué es lo que tú llamas
"arreglado". Cuando tu caja de pinturas está colocada en
un lugar ordenado, ¿dónde está? Aquí, en la punta del
estante. De acuerdo. ¿Y si estuviese en algún otro lado?
Entonces no estaría arreglada. ¿Y si la ponemos en la otra
punta del estante, aquí? No, ese no es el lugar que le
corresponde, y además, tendría que estar derecha, no toda
torcida, como la pones tú.
¡Ah! En el lugar acertado y derecha.
Sí.
Entonces^ hay más maneras que tú llamas "revueltas"
que las que llamas "arregladas". Pero eso no es una razón
para...
Te equivocas, lo es. Y es la verdadera y única y muy im-
portante razón. ¡Ufa, papá, basta con eso!
No, no bromeo. Esa es la razón y toda la ciencia está en-
samblada mediante esa razón. Tomemos otro ejemplo.