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104 Métodos de enseñanza preguntas no deben confundirse con un "intenx>ga torio" informa- tivo, ni con la pregunta superficial (para amenizar o llamar la aten- ción del otro), ni con el cuestionario evaluador {para controlar qué sabe el otro), utilizadas con frecuencia en los ambientes escolares. Nos referimos a la pregunta reflexiva que se asienta en la curiosidad, el asombro, la búsqueda de explicación y comprensión. La pregunta puede surgir de quien aprende (y el maestro la aprovecha) o partir del maestro provocando el proceso reflexivo. En el siguiente caso, un diálogo reflexivo entre padre e hija: Hija: Papá, ¿por qué se revuelven las cosas? Padre: ¿Qué quieres decir?, ¿cosas?, ¿revolverse? H: Bueno, la gente gasta mucho tiempo arreglando cosas, pero nunca se la ve gastar tiempo revolviéndolas. Las cosas parecen revolverse por sí mismas. Y entonces la gente tiene que arreglarlas otra vez. P: ¿Pero las cosas también se revuelven si tú no las tocas? H: No, si nadie me las toca. Pero si tú me las tocas, o si al- guna otra persona las toca, se revuelven, y el revoltijo es peor si no soy yo la que las toca. P: Sí, por eso no te dejo tocar las cosas de mi escritorio. Por- que el revoltijo de mis cosas es peor si las toca alguien que no soy yo. H: ¿Entonces la gente siempre revuelve las cosas de los otros? ¿Por qué lo hacen, papá? P: Bueno, espera un poco. No es tan sencillo. Ante todo, ¿a qué llamas revoltijo? H: Cuando... cuando no puedo encontrar las cosas y todo parece revuelto. Lo que sucede cuando nada está en su lugar... P: Bueno, pero ¿estás segura que llamas revoltijo a lo mismo que cualquier otra persona llamaría así? H: Pero papá, estoy segura... porque no soy una persona muy or- denada y si yo digo que las cosas están revueltas, estoy segura que otra persona estará de acuerdo conmigo. P: Muy bien, ¿pero estás segura de que llamas "arreglado" a lo que otras personas llamarían así? Cuando tu mamá arregla tus cosas, ¿sabes dónde encontrarlas? H: A veces, porque yo sé dónde ella pone las cosas cuando ordena. 4 Métodos para la asimihcióu de conocimientos y el desarrollo cognitii^o P: H: P: H: P: H: P: H : P: H: P: H: P: H: P: H: P: H P: 105 Es cierto, yo también trato de evitar que arregle mi es- critorio. Estoy seguro de que ella y yo no entendemos lo mismo por "arreglado". Papá, ¿te parece que tú y yo entendemos lo mismo por "arreglado"? Lo dudo, querida, lo dudo. Pero papá, ¿no es raro que todos quieran decir lo mismo cuando dicen "revuelto" y cada uno diga algo diferente cuando dice "arreglado"? Porque "arreglado" es lo opuesto a "revuelto", ¿no? Estamos entrando en preguntas más difíciles. Comencemos de nuevo desde el principio. Tú dijiste: ¿Por qué siempre se revuelven las cosas? Ahora, hemos dado uno o dos pasos más... y cambiamos la pregunta: ¿Por qué las cosas se ponen en un estado que Caty llama "no arregladas"? ¿Te das aien-ta por qué quiero hacer el cambio? Me parece que sí... porque si yo le doy un significado especial a "arreglado", entonces los "arreglos" de otras personas me parecerían revoltijos a mí, aunque estemos de acuerdo en la mayor parte de lo que llamamos "re- voltijos"... Efectivamente. Veamos ahora qué es lo que tú llamas "arreglado". Cuando tu caja de pinturas está colocada en un lugar ordenado, ¿dónde está? Aquí, en la punta del estante. De acuerdo. ¿Y si estuviese en algún otro lado? Entonces no estaría arreglada. ¿Y si la ponemos en la otra punta del estante, aquí? No, ese no es el lugar que le corresponde, y además, tendría que estar derecha, no toda torcida, como la pones tú. ¡Ah! En el lugar acertado y derecha. Sí. Entonces^ hay más maneras que tú llamas "revueltas" que las que llamas "arregladas". Pero eso no es una razón para... Te equivocas, lo es. Y es la verdadera y única y muy im- portante razón. ¡Ufa, papá, basta con eso! No, no bromeo. Esa es la razón y toda la ciencia está en- samblada mediante esa razón. Tomemos otro ejemplo.