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señanza, se impone la necesidad de conocer y reconocer este terreno, de modo de facilitar una toma una posición y contribuir al desarrollo de la enseñanza. En este capítulo intentaremos delimitar ese espacio y sus contribuciones para la acción de los docentes.
LA DIDÁCTICA Y LOS PROFESORES
Si bien cualquier persona puede enseñar a otros, los docentes( maestros, profesores, tutores, capacitadores, etc.) ejercen esta tarca como profesión, en ámbitos determinados de la enseñanza formal( escuelas, colegios, institutos, academias, universidades) o del mundo del trabajo. En esta profesión, la enseñanza deja de ser una tarea de amateurs, supone una racionalización y una especialización de un determinado saber y de sus prácticas.
Los estudios clásicos de la sociología de las profesiones indican que la racionalidad de cualquier profesión consiste en la búsqueda metódica de los medios más adecuados y precisos para alcanzar sus fines, de manera concreta y con resultados prácticos. Para ello disponen de un saber particular y de métodos específicos de actuación. Asimismo, los nuevos estudios indican que las profesiones hoy se desarrollan dentro de los límites y las reglas de complejas organizaciones y con menores márgenes de autonomía para definir ios fines y los procesos, sin que ello excluya el componente técnico específico de su saber y sus decisiones.
Desde esta perspectiva, la docencia se expresa en una práctica profesional específica que pone en funcionamiento los medios adecuados para la transmisión educativa conforme a distintas finalidades e intenciones. Aunque el ejercicio profesional se desarrolle en el marco de organizaciones burocráticas, con límites en las reglas de funcionamiento y de recursos, los profesores tienen un saber y pueden disponer de conocimientos y métodos de trabajo para el logro de los fines.
Como en todo ejercicio de una profesión, ima buena parte del " oficio " de enseñar se desarrolla en las experiencias prácticas: actuar en contextos concretos, atender a una diversidad de sujetos, trabajar sobre distintos contenidos, elaborar alternativas prácticas, aprender de la propia experiencia. No se trata de la simple suma de " años de oficio " sino de la capacidad de reflexionar y decantar la propia experiencia.
Como en toda profesión, su ejercicio no puede basarse sólo en el oficio práctico. Cualquier profesión( ingenieros, médicos, abogados, artistas) se apoya en un cuerpo de conocimiento y algunos criterios y reglas de acción práctica. En otros términos, se apoya en un espacio estructurado de conocimientos y en normas de acción, cuyo valor puedeii ser analizados en sí mismos.
A su vez, la existencia de estos conocimientos y criterios de acción serán reflexivamente analizados en función de casos, sujetos y ámbitos concretos, y reelaborados ajustándolos a las actuaciones particulares. Pero ello no elimina el valor de las normas y criterios generales. Por el contrario, en cualquier profesión, ellos son bases para las decisiones particulares. Los médicos atienden la salud de distintas personas y grupos sociales en contextos sociales diversos; un arquitecto desarrolla sus proyectos apropiados para el contexto socio-cultural, urbano o de su cliente; un abogado interviene sobre casos concretos y particulares. Aunque cada caso constituye una situación y una experiencia particular, en todos las situaciones los profesionales se basan en principios y reglas generales de intervención. Hasta un director de orquesta o un actor, por más creativa que sea su performance o por más inspiración que tengan, se basan en normas y criterios generales de actuación. Estas normas o criterios generales varían a lo largo del tiempo, enriquecidos por nuevos conocimientos y experiencias prácticas, pero en sí mismas siempre existen.
La docencia no constituye una excepción. Requiere de principios y criterios básicos de intervención, es decir, aquellos que le posibiliten la consecución metódica de sus flnes con los medios más adecuados. Además de conocer ios contenidos que enseña, el docente necesita contar con normas básicas generales para la acción práctica de enseñar, a partir de las cuales pueda construir su propia experiencia. Esta es la contribución que debe brindar la didáctica, es decir, el campo de conocimientos que permite formular distintos criterios y