26
Métodos de enseñanza
periencias previas, el vínculo o la relación entre ios miembros del
grupo, entre otros factores. Nunca un grupo humano es igual a otro
ni desarrolla los mismos pí*ocesos.
Aun cuando la enseñai\za siga una clara orientación, el
aprendizaje es un proceso de direcciones múltiples. Ello es par-
ticularmente ■vásible en la enseñanza a grupos de aprendices o de
alumnos. Mientras que la enseñanza es conducida por quien
enseña, el aprendizaje incluye toda una gama de relaciones e
interacciones entre las personas y dentro del grupo. Los inter-
cambios grupales enriquecen y potencian el aprendizaje, pero
también pueden obstaculizarlo o llevarlo en otra dirección.
En otros casos, la dificultad en lograr los aprendizajes previstos
se encuentra en problemas de la enseñanza misma. Por ejemplo, un
profesor puede anunciar que busca que los alumnos desarrollen el
juicio crítico personal y la creatividad, y luego controla el
aprendizaje a través de pruebas que valoran la memoria o el
seguimiento fiel a las concepciones del docente. Con seguridad,
los alunuios desarrollarán aprendizajes me-morísticos, a efectos de
superar los exámenes, que luego olvidarán. En otros casos, la
enseñanza realizada con una misma secuencia de actividades
rutinarias llevará a que los alumnos aprendan a acoplarse a las
actividades previsibles sin mayor esfuerzo o a sacar ventajas de
esta situación, más que aprender con creatividad e inventiva.
Mirando la cuestión desde otra óptica, el reconocimiento de la
diversidad de resultados de aprendizaje no debe ser entendido
como una debilidad o limitación de la enseñanza, sino como una
fortaleza. Ella muestra que existe un amplio espacio de po-
sibilidades para enseñar, orientadas por el profesor y
er\rique-cidas por los alumnos.
La enseñanza no es una relación entre máquinas sino entre
personas activas y dotadas de sentidos propios. Desde este lugar,
quien enseña puede recuperar esta dinámica, potenciar distintos
resultados y ampliar las posibilidades, considerando las siguientes
acciones:
• guiar y apoyar a los alumnos para que trabajen y piensen por sí
mismos;
1 La enseñanza
17
• ayudar a problematizar los contenidos que se abordan;
• promover el intercambio entre los estudiantes y el trabajo
cooperativo;
• favorecer la participación en diversas actividades;
• facilitar que los estudiantes puedan participar de la
planificación de sus actividades de aprendizaje y de la
valoración sus progresos;
• habilitar y estimular el proceso de transferencia de los
aprendizajes a las prácticas, en el contexto particular en el
que se encuentran.
LA ENSEÑANZA: PODER, AUTORIDAD Y
AUTONOMÍA
La enseñanza, como acción de quienes enseñan con otros que
aprenden, supone una intervención activa, consciente e
intencional dirigida a influir sobre el comportamiento de otros,
modelando u orientando el conocimiento, los modos de pensar y
las prácticas. Con ello, la enseñanza no escapa al análisis de las
formas de poder y autoridad, lo que ha llevado a importantes
disputas pedagógicas.
Quienes enseñan tienen (o deberían tener) im dominio sobre lo
que enseñan. Poseyendo un determinado saber, buscan
transmitírselo a otros, es decir, que otros lo aprendan. Esta si-
tuación implica una relación asimétrica: unos saben algo y otros
necesitan aprenderlo. Quienes enseñan tienen, así, un papel de
autoridad. En el caso de quien enseña, su papel de autoridad puede
ser formal o impuesta, o puede construirse como legítima por el
reconoamiento de su capacidad, competencia y saber, o por la
valoración que le asignen quienes aprenden. Sin duda, la última
alternativa es mucho más relevante.
En los ambientes de enseñanza formal (escolar y académico), la
autoridad fonnal del profesor se ve reforzada a través del poder de
las evaluaciones, de las reglas de la disciplina, de las normas y
sanciones, y de una variedad de formas de vigilancia sobre el
comportamiento de los otros. Si, además, se mira en retrospectiva
histórica, los medios escolares han hecho, muchas veces, un
importante abuso de ese poder.