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Métodos de enseñanza
propia de los alumnos, sea a través de la mediación de las
informaciones concretas o por medio de la experiencia nacida de
la imaginación (Eisner, 1998).
Para trabajar desde lo concreto y motivar el aprendizaje y el
estudio, se propone:
• Partir de la experiencia.
• Involucrar el análisis de problemas concretos.
• Incorporar las narrativas, los relatos, testimonios o ejemplos
(Jackson, 1998).
• Visualizar la conexión entre un acto y sus consecuencias.
• Incorporar, siempre que sea posible, la experimentación directa
y, cuando no, las simulaciones.
Dar al alumno la oportunidad de implicarse
activamente en las tareas
La motivación por aprender aumentará significativamente si los
estudiantes pueden involucrarse activamente en la enseñanza, aun
en los procesos orientados hacia la instrucción, con mayor
protagonismo del profesor. Ello incluye no sólo participar durante
la enseñanza sino también la posibilidad de elegir temas o
problemas que desean estudiar o profundizar.
Implicarse activamente en las tareas significa en última ins-
tancia darles oportunidad para desempeñar el papel de estudiantes
(Fenstermacher, 1989):
• Investigar, exponer, observar, entrevistar, participar en si-
mulaciones, etc., en lugar de escuchar, completar fichas o
intervenir en discusiones rutinarias (Raths, 1980).
• Elegir temas o problemas de profundización o lecturas.
• Tomar decisiones durante las actividades de aprendizaje y ver
las consecuencias de sus elecciones.
Promover la participación con otros
El interés y e! compromiso con las tareas es mayor si se de-
sarrolla la participación del estudiante en grupos de aprendizaje.
El grupo mismo es un factor que motoriza el desarrollo de las
actividades, implica la mediación con las experiencias
9 Reflexiones y criterios de acción en torno a ín motivación
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y perspectivas de los otros, extrapolando y enriqueciendo la
propia intervención del docente.
Es poco razonable separar la motivación del contexto social
mediador y de las actividades que tienen lugar en ese contexto
grupal (Perkins & Salomón, 1998). Participar con otros en el
desarrollo de las actividades configura un sistema dinámico, en el
que se integran las interacciones grupales, la situación, las
actividades de aprendizaje, los contenidos y los significados
(Newman, Griffin y Colé, 1991). El aprendizaje, más que ser
transmitido o internalizado, se transforma en construido
(apropiado) en forma conjunta y distribuido entre los que par-
ticipan, más que poseído individualmente.
En este sentido, Greeno (1997) agrega que además se desa-
rrollan otras sub-habilidades para la participación en actividades
socialmente organizadas y se fortalecen las identidades de los
estudiantes como aprendices permanentes.
Estimular a los alumnos para que se comprometan con la
investigación de ideas o problemas personales o sociales
Investigar reflexivamente ideas, teorías, enfoques y problemas
que involucren a la sociedad o el desarrollo personal es, quizá, el
mayor aporte que la enseñanza puede brindar a la educación
(Raths, 1980). Especialmente en la adolescencia y en la juventud
hay interés y un gran espacio para ello, y los profesores pueden
estimular a los alumnos en este sentido.
El interés lleva a tener mayor compromiso con lo que se hace.
Pero el compromiso también impulsa un mayor interés. Estimular
a los alumnos a comprometerse, en particular con aquello que se
elige, es un factor importante para enfatizar la motivación por
aprender.
Dar oportunidad para evaluar avances y
mejoras, así como propios errores
El seguimiento y el control de los aprendizajes es una de las
tareas del docente. Pero, si el alumno puede revisar los propios
procesos, evaluar sus progresos, sus dificultades y