• Se observan a sincronías en el desarrollo de los distintos componentes, coexistiendo habilidades lingüísticas propias de su edad con la ausencia o formulación errónea de otras más simples y primitivas.
• Presentan patrones de error que no se corresponden con los usuales en los procesos de adquisición.
• La comparación entre sujetos ofrece perfiles lingüísticos poco uniformes.
• El componente morfosintáctico es uno de los más alterados, sobre todo cuando se analiza el uso de reglas en situaciones de interacción espontánea
¿ Qué hacer?
• Ejercicios con la lengua: Sacarla y meterla, llevarla a los lados, relamerse, intentar tocar la nariz y la barbilla, mantenerla en los dientes o detrás de ellos durante unos segundos, recorrer el paladar, hacer el sonido del caballo trotando, etc. Esos mismos ejercicios, primero lentamente y luego cada vez más deprisa.
• Ejercicios con la boca: Abrir y cerrar, dar besos, poner morritos, apretar los labios, etc.
• Ejercicios con la cara: Poner gestos, sonreír, cara de tristeza, de enfado, etc.
• Ejercicios con un depresor de madera: Empujarlo con la lengua, sostenerlo con los labios, etc.
¿ Cómo evaluar la disfasia?
El rendimiento del niño en términos lingüísticos está íntimamente relacionado con las estrategias cognitivas que utilice para dar contenido y significado al lenguaje que se le dirige y al que él mismo pueda expresar por medio de palabras. Por lo tanto debemos tener presente a la hora de evaluar el componente semántico la relación que se da entre los aspectos lingüísticos y los cognitivos. Si bien esta evaluación ha sido abordada tradicionalmente desde situaciones controladas y dirigidas, centrando la atención en el