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CANTIERE Pistoletto no se regodea en las técnicas. Después de Picasso, Malevich o Duchamp, el posicionamiento en relación a las metodologías artísticas no puede ser el mismo. Al igual que Benjamin ve en la fotografía la verdadera emancipación del arte. Su formación como comunicador y en el discurso de la publicidad hace que subvierta el tecnicismo académico de estos lenguajes para colocarlo en la raigambre social. Explora los nuevos sensorium que va delineando nuestra época. El espejo ha sido también su material de trabajo, con todas sus implicacio- nes semánticas. La condensación de la imagen y su desaparición, la ubicación en un armario es más que un reflejo, es un self de la conciencia, es el miedo del sujeto moderno ya expresado en el Otello de Shakespeare…. Quién soy, si hoy amo y mañana odio. En el espejo está el reclamo expresionista de no confun- dir la mirada con el ver. Las sensaciones son intelectualizadas para convertirse en percepciones que obligan a la mente a viajar a su interior y componer una visualidad que solo es posible desde la experiencia individual. En el Museo se han ido restaurando los trece espejos que formaron parte de la instalación Thirteen less one. Trece -excepto uno- que fueron colocados en la Iglesia de Paula y formaron parte de la segunda acción desarrollada por Pistoletto durante la última Bienal de La Habana. El preámbulo de esta obra fue la presentación del grupo de música antigua Ars Longa. El ambiente sacro alcanzó su punto climático en el momento en que Michelangelo golpeaba con un martillo los espejos y emergían espontáneamente los colores que estaban detrás del cristal. Todos estábamos en el fondo de la pequeña basílica inmer- sos en una figuración que se craquelaba. El enmarcamiento y la disposición de los espejos de gran formato creaban la ilusión de ser parte de una gran pieza visual que se destruía. Este desenfado creado por la ambigüedad entre lo sa- / cro y lo profano nos retrotrae a Las Meninas de Velázquez. La imagen salió del cuadro -fue el consejo más importante que recibió el gran pintor español de su maestro Pacheco-. Este acontecimiento que protagonizó Pistoletto implica una relación de total autonomía entre el universo y sus partículas, entre los macro y lo micro. Es una condición inalienable de la existencia. Los verdaderos artistas son inconformes, buscan y encuentran. Pistoletto comenzó a cuestionarse el arte cuando observó las telas agujereadas de Lucio Fontana, no encontró una explicación exacta a esta forma de representar pero sabía que algo estaba pasando. Fue decisivo para él percibir el sentido cientí- fico y matemático de la perspectiva de Piero de la Francesca en una obra del calibre de Flagelación. No olvidó tampoco el sentido humano y terrenal de la luz que distingue a las obras de Caravaggio. Con el mismo impulso atávico de Duchamp cuando realiza el ensamblaje: Dados: 1. La cascada 2. El gas del alumbrado público (1946-1966), Pistoletto vuelve al Origen del mundo de Courbet. El Eros como deseo y principio de la creación, la constatación de una carencia o la incertidumbre de una refracción que ya no nos representa. Unas de las piezas de más impacto que se expusieron en nuestro Museo son los Cuadros-Espejos realizados con diferentes personajes y escenas de la reali- dad cubana. Hay muchas capas de lecturas en estas obras, donde a pesar de ha- cer algunos guiños al folclor estereotipado por la publicidad de los almendrones (denominación popular a los coches antiguos americanos y de los cocotaxis, re- sultado de la inventiva automotriz cubana), su verdadero interés es entrar en la psicología del ciudadano de a pie, protagonista la vida cotidiana. Como espec- tadores, nosotros deambulamos dentro de las piezas. Somos observados porque entramos y salimos de las obras. No hay un marco que nos limite a convertirnos en una parte indisoluble de todo lo que está pasando. 7 VENDEDORA, 2015 SERIGRAFÍA SOBRE ACERO INOXIDABLE REFLECTANTE; 250 X 150 CM