VII CONVENCIÓN INTERCONTINENTAL DE PSICOLOGÍA HOMINIS 2016
ERICK GONZÁLEZ LEÓN
Si rompemos, al menos de modo parcial, con la idea de que una máquina es un aparato técnico creado por el hombre, destinado a cubrir los cometidos de la producción, un libro puede presentársenos cual máquina. Estaríamos hablando de esta como un ensamblaje de componentes heterogéneos que da lugar a un cierto acontecimiento de la realidad; de una constelación de singularidades y rasgos seleccionados, organizados, estratificados de tal modo que converjan. El libro-máquina es entonces un montaje hecho a base de fechas, nombres, ideas, números, juicios propios y ajenos, individuales y colectivos: flujos que interactúan, chocan, se alinean y desalinean, agrupan y desagrupan. Frente a la estabilidad estructural de un edificio bien planeado o de un árbol bien sembrado, el libro-máquina emerge como espacio de interacción de fuerzas tendientes al caos e impulsos propensos al orden, en estatus de negociación constante, en relación de complejidad y complementariedad. Posteriormente, el acto de lectura, como acto de escritura que en definitivas es, vendrá a activar el entramado tetragramático oscilante entre“ orden – desorden-interacciones y organización”.
Pero las máquinas, sea cual sea su tipo, han de evaluarse considerando ante todo su funcionalidad, sus efectos prácticos. Se evade así toda huella de esencialismo para empezar a hurgar en las funciones, las relaciones, las prácticas y la imaginación. El libro-máquina, como dispositivo no técnico, estaría sujeto, desde esta perspectiva, a una dinámica de análisis no lineal sino compleja por retroactiva, en tant o no se trata del aparato productor de“ lo mismo” ad eternum, sino de aquel cuyo actuar es afectado por las circunstancias en la misma medida en que opera sobre estas.
En este punto se tuerce el camino: ¿ cómo dotar de sentido la emergencia de un libro escrito por un artista, que no versa exclusivamente sobre arte, en el marco de una convención sobre temas de psicología, invitado por los miembros de la Cátedra de Estudios de la Complejidad? La pregunta en sí es una máquina, en el sentido antes expuesto; también lo son las posibles respuestas: ¿ cómo hacer coincidir varios campos, generadores de máquinas diversas, que el pensamiento tradicional ha clasificado y cosificado como ámbitos de la vida aparentemente irreconciliables, en una presentación que no participe de la“ significancia” y la“ interpretosis” propias del régimen significante; es decir, que no sea una interpretación sobre otra interpretación, que a su vez suscite una nueva y así en lo adelante? Precisamente abordar el conflictivo libro-máquina desde los presupuestos de la epistemología compleja, asumirlo en las contradicciones de sus pliegues y des-
PRESENTACIÓN DEL TEXTO DE MICHELANGELO PISTOLETTO
OMNITEÍSMO Y DEMOCRACIA
VII CONVENCIÓN INTERCONTINENTAL DE PSICOLOGÍA HOMINIS 2016
12 de mayo de 2016
ERICK GONZÁLEZ LEÓN
Si rompemos, al menos de modo parcial, con la idea de que una máquina es un aparato técnico creado por el hombre, destinado a cubrir los cometidos de la producción, un libro puede presentársenos cual máquina. Estaríamos hablando de esta como un ensamblaje de componentes heterogéneos que da lugar a un cierto acontecimiento de la realidad; de una constelación de singularidades y rasgos seleccionados, organizados, estratificados de tal modo que converjan. El libro-máquina es entonces un montaje hecho a base de fechas, nombres, ideas, números, juicios propios y ajenos, individuales y colectivos: flujos que interactúan, chocan, se alinean y desalinean, agrupan y desagrupan. Frente a la estabilidad estructural de un edificio bien planeado o de un árbol bien sembrado, el libro-máquina emerge como espacio de interacción de fuerzas tendientes al caos e impulsos propensos al orden, en estatus de negociación constante, en relación de complejidad y complementariedad. Posteriormente, el acto de lectura, como acto de escritura que en definitivas es, vendrá a activar el entramado tetragramático oscilante entre“ orden – desorden-interacciones y organización”.
Pero las máquinas, sea cual sea su tipo, han de evaluarse considerando ante todo su funcionalidad, sus efectos prácticos. Se evade así toda huella de esencialismo para empezar a hurgar en las funciones, las relaciones, las prácticas y la imaginación. El libro-máquina, como dispositivo no técnico, estaría sujeto, desde esta perspectiva, a una dinámica de análisis no lineal sino compleja por retroactiva, en tant o no se trata del aparato productor de“ lo mismo” ad eternum, sino de aquel cuyo actuar es afectado por las circunstancias en la misma medida en que opera sobre estas.
En este punto se tuerce el camino: ¿ cómo dotar de sentido la emergencia de un libro escrito por un artista, que no versa exclusivamente sobre arte, en el marco de una convención sobre temas de psicología, invitado por los miembros de la Cátedra de Estudios de la Complejidad? La pregunta en sí es una máquina, en el sentido antes expuesto; también lo son las posibles respuestas: ¿ cómo hacer coincidir varios campos, generadores de máquinas diversas, que el pensamiento tradicional ha clasificado y cosificado como ámbitos de la vida aparentemente irreconciliables, en una presentación que no participe de la“ significancia” y la“ interpretosis” propias del régimen significante; es decir, que no sea una interpretación sobre otra interpretación, que a su vez suscite una nueva y así en lo adelante? Precisamente abordar el conflictivo libro-máquina desde los presupuestos de la epistemología compleja, asumirlo en las contradicciones de sus pliegues y des-