Canfield Jack - Chocolate Caliente Para El Alma Jun. 2016 | Page 137

“No puedo hacer diez abdominales”. “No puedo pasar la defensa del campo izquierdo”. “No puedo comer solamente una galletita”. A esa altura, la actividad atrajo mi curiosidad, de modo que decidí hablar con la maestra para ver qué pasaba. Al acercarme, noté que ella también estaba ocupada escribiendo. Me pareció mejor no interrumpirla. “No puedo conseguir que la madre de John venga a la reunión de maestros”. “No puedo conseguir que mi hija le cargue nafta al auto”. “No puedo lograr que Alan use palabras en vez de puños”. Derrotada en mis esfuerzos por determinar por qué alumnos y maestra se demoraban en lo negativo en lugar de escribir las afirmaciones “Puedo”, más positivas, volví a mi asiento y continué mis observaciones. Los alumnos escribieron durante otros diez minutos. La mayoría de ellos llenaron su página. Algunos empezaron otra. “Terminen la que están haciendo y no empiecen otra”, fue la instrucción de Donna para indicar el final de la actividad. Los estudiantes recibieron luego la indicación de doblar sus hojas por la mitad y llevarlas al frente. Al llegar al escritorio de la maestra, colocaban sus declaraciones de “No puedo” en una caja de zapatos vacía.