CANDÁS EN LA MEMORIA -Febrero 2019 REVISTA CANDÁS EN LA MEMORIA -febrero | Page 12

LA CANDASINA EMIGRANTE ESPOSA DE UNO DE LOS PINTORES MAS FAMOSOS DE CUBA Eso que ellos dejaban atrás iba pasando a manos de los representantes del pueblo, que afanosa e inteligentemente empezaban a coleccionar muebles, vajillería, obras de arte, carros y casas. María del Carmen ingenuamente creía en lo que en realidad sería en un futuro próximo la repar- tición de la miseria para la inmensa mayoría, y todo el poder, o sea, toda la riqueza, para un exiguo grupo. Ella no lograría entrevistarse con ningún nuevo funcionario de la cultura revolu- cionaria hasta que su colección de pintura no le fue sustraída poco a poco, y a precios míseros. De esos cuadros que amaba, porque eran real- mente el alma y la sangre de su esposo, ya no le quedó ninguno. Cuando ella y su hijo empezaron a padecer ham- bre, en 1960, pudo obtener una entrevista con uno de los seres menos queridos y más áridos de la dirigencia cultural cubana, Marta Arjona,. La ácida funcionaria le explicó a la ingenua viuda de Fidelio Ponce de León cómo en un país revolu- cionario ella debía ganarse la vida en un trabajo digno, y no recibiendo sinecuras de gobiernos corruptos y dictatoriales. Por lo tanto, le ofreció ese trabajo digno. Le ofreció un puesto de criada. Ella lo aceptó. Ella fue siempre una doméstica, ¿por qué no volver a serlo? Trabajó duramente un año creyendo que ayudaba a construir un mundo mejor y murió en 1961. Pero sin sus amados cuadros y sabiendo que su hijo, de 15 años, se quedaba solo. Quizás en ese último momento pensó que Marta Arjona no dejaría morir de hambre al hijo del pintor. María del Carmen no tuvo la suerte que la funcionaria disfrutó. Cuando, según habla- durías del mundo intelectual, le fue robada parte de su colección de pintura y trasladada a Miami para su venta, Marta Arjona pudo seguirle los pasos a sus cuadros y llegar hasta esa ciudad de la Florida sin impedimento, y presentar su de- manda a las autoridades norteamericanas para lograr su recuperación o el equivalente en valor monetario. Yo, el hijo de aquella muchacha de Candás y de Fidelio Ponce de León, sin ver siquiera aquellos jugosos caimitos o perfumados melones de cas- tilla, en mis noches silenciosas de Mercaderes 2 vivo en el futuro, a 39 años de aquellos largos monólogos, recordando los delicados percebes que nunca probé y rememorando canciones de cuna en bable. Soñando además que la burocracia del gobierno español me otorgue la ciudadanía española lo más pronto posible, a la cual tengo derecho. A mi madre, los ávidos demonios, que todo lo hacen en beneficio del pueblo, le sacaron al final las obras de Fidelio, o sea, nuestro patrimonio. A mí, esos mismos demonios pueden quitarme en cualquier momento lo único que me queda: mi memoria. Fuente CubaNet CONTINUARÁ 12